Una paloma sin paz
Ante el creciente ataque de aves a cultivos como girasol o sorgo, ASAGIR alerta nuevamente sobre la necesidad de incluir el tema en la agenda pública de modo de hallar alternativas de solución y recomienda algunas estrategias que permitan morigerar el impacto.
Ante el creciente ataque de aves a cultivos como girasol o sorgo, ASAGIR alerta nuevamente sobre la necesidad de incluir el tema en la agenda pública de modo de hallar alternativas de solución y recomienda algunas estrategias que permitan morigerar el impacto.
El daño por aves crece campaña tras campaña sin que se encuentren estrategias sustentables que permitan limitar el problema. Entre los cultivos más buscados por palomas y cotorras está el girasol, pero también el sorgo y la soja, entre otros. Si bien no existen datos oficiales que permitan cuantificar en forma fehaciente el impacto que la plaga tiene en el cultivo de girasol, los hechos empíricos indican que un ataque de aves puede llevarse más del 60 % del rendimiento de un lote.
En la medida en que la cosecha se acerca, la preocupación se acrecienta y los productores comienzan a ver el efecto de las aves en el girasol.
Ante la gravedad del problema, ASAGIR decidió volver a plantear el tema y realizar algunas recomendaciones de manejo que puedan reducir el impacto. Según la Asociación, en tanto la madurez fisiológica del cultivo de esta campaña se acerca, es posible disminuir el daño potencial acortando el tiempo de exposición, es decir, adelantando la cosecha vía aceptar mayor porcentaje de humedad y posterior secado, utilizando desecantes químicos o la combinación de ambas.
Asumiendo que se haya realizado una estimación objetiva de la potencial magnitud del problema y no habiendo hasta ahora más información disponible para atender la emergencia, desde la entidad que nuclea a la cadena del girasol se sugiere contemplar la aplicación de defoliante (paraquat 2 l/ha + aceite) conjuntamente con un repelente (antranilato de metilo - Rayén, 30 % p/v) en madurez fisiológica, esto es: brácteas tornando de amarillas a marrones y la mayor parte del envés del capítulo tornado al marrón o 38 % de humedad. Desde ASAGIR advierten que, conforme la escasa experiencia disponible, este repelente tendría efectos no mayores a 3/5 días. Miembros de la Asociación recuerdan que esta práctica significará un considerable adelanto de la trilla con menor actividad de la paloma y una consecuente disminución del tiempo en que el grano quedará expuesto al daño, moderando sensiblemente las pérdidas de rendimiento a pesar de las complicaciones logísticas derivadas.
El actual precio de girasol, de U$S 400/t computando gastos de comercialización y bonificaciones medias, justifica gastos de aplicación aún superiores a U$S 50 por hectárea, teniendo en cuenta que este valor representa tan solo 125 kg de grano, en tanto que el daño por acción de la paloma puede significar una cifra muy superior.
En Argentina existen productos químicos con propiedades repelentes para aves, Metiocarb, Tiram, Imidacloprid, Clorpirifós, etc., no registrados como tales y sin tecnología desarrollada y ajustada para ese uso. Sin embargo, en agosto de 2010, el SENASA aprobó el registro de un producto químico en base al antranilato de metilo (Rayén, 30 % p/v) para uso como repelente para palomas (incluyendo Columba picazuro, Columba maculosa y Zenaida auriculata) en cultivos de sorgo y girasol en maduración. Evaluaciones técnicas con Rayén y palomas medianas en cautiverio han confirmado su eficacia para disminuir el consumo de semillas de girasol. No obstante, los resultados de aplicaciones a campo podrían ser muy variables desde que la efectividad del producto depende de varios factores, incluyendo la cantidad de producto que efectivamente llega al grano, las condiciones del clima al momento de la aplicación y posterior a la misma, y la presión de aves en el sitio, dada por el número de aves y disponibilidad de alimento alternativo.
Se sabe que el manejo del ambiente: disminuir los recursos disponibles para las aves, eliminación de atractivos para nidificación y/o dormidero, podrían tener, potencialmente, un efecto de disminución en las poblaciones. El control de la reproducción es una de las alternativas que se ha comenzado a explorar.
La alternativa química para control no está disponible en Argentina debido a la ausencia de productos registrados para control de aves (avicidas). En algunos casos, ante la urgencia por aplicar medidas de manejo se ha observado el uso de insecticidas mezclados con granos para elaborar cebos tóxicos o aplicados en los nidos. Se trata de uso de plaguicidas no registrados, sin respaldo legal ni de las compañías que registran y comercializan los productos, ni de una tecnología ajustada a nuestras especies y ambientes. Por eso, el uso de productos químicos para controlar aves es responsabilidad exclusiva de la persona que lo utiliza y aplica. Es altamente probable la ocurrencia de efectos no deseados, mortalidad de otras especies de aves y/o mamíferos.
Desde ASAGIR sostienen que se trata de un problema que debe ser tomado seriamente por todos los actores involucrados, incluso los organismos oficiales, de modo de encarar las investigaciones y acciones pertinentes que tracen un principio de solución.
En la medida en que la cosecha se acerca, la preocupación se acrecienta y los productores comienzan a ver el efecto de las aves en el girasol.
Ante la gravedad del problema, ASAGIR decidió volver a plantear el tema y realizar algunas recomendaciones de manejo que puedan reducir el impacto. Según la Asociación, en tanto la madurez fisiológica del cultivo de esta campaña se acerca, es posible disminuir el daño potencial acortando el tiempo de exposición, es decir, adelantando la cosecha vía aceptar mayor porcentaje de humedad y posterior secado, utilizando desecantes químicos o la combinación de ambas.
Asumiendo que se haya realizado una estimación objetiva de la potencial magnitud del problema y no habiendo hasta ahora más información disponible para atender la emergencia, desde la entidad que nuclea a la cadena del girasol se sugiere contemplar la aplicación de defoliante (paraquat 2 l/ha + aceite) conjuntamente con un repelente (antranilato de metilo - Rayén, 30 % p/v) en madurez fisiológica, esto es: brácteas tornando de amarillas a marrones y la mayor parte del envés del capítulo tornado al marrón o 38 % de humedad. Desde ASAGIR advierten que, conforme la escasa experiencia disponible, este repelente tendría efectos no mayores a 3/5 días. Miembros de la Asociación recuerdan que esta práctica significará un considerable adelanto de la trilla con menor actividad de la paloma y una consecuente disminución del tiempo en que el grano quedará expuesto al daño, moderando sensiblemente las pérdidas de rendimiento a pesar de las complicaciones logísticas derivadas.
El actual precio de girasol, de U$S 400/t computando gastos de comercialización y bonificaciones medias, justifica gastos de aplicación aún superiores a U$S 50 por hectárea, teniendo en cuenta que este valor representa tan solo 125 kg de grano, en tanto que el daño por acción de la paloma puede significar una cifra muy superior.
En Argentina existen productos químicos con propiedades repelentes para aves, Metiocarb, Tiram, Imidacloprid, Clorpirifós, etc., no registrados como tales y sin tecnología desarrollada y ajustada para ese uso. Sin embargo, en agosto de 2010, el SENASA aprobó el registro de un producto químico en base al antranilato de metilo (Rayén, 30 % p/v) para uso como repelente para palomas (incluyendo Columba picazuro, Columba maculosa y Zenaida auriculata) en cultivos de sorgo y girasol en maduración. Evaluaciones técnicas con Rayén y palomas medianas en cautiverio han confirmado su eficacia para disminuir el consumo de semillas de girasol. No obstante, los resultados de aplicaciones a campo podrían ser muy variables desde que la efectividad del producto depende de varios factores, incluyendo la cantidad de producto que efectivamente llega al grano, las condiciones del clima al momento de la aplicación y posterior a la misma, y la presión de aves en el sitio, dada por el número de aves y disponibilidad de alimento alternativo.
Se sabe que el manejo del ambiente: disminuir los recursos disponibles para las aves, eliminación de atractivos para nidificación y/o dormidero, podrían tener, potencialmente, un efecto de disminución en las poblaciones. El control de la reproducción es una de las alternativas que se ha comenzado a explorar.
La alternativa química para control no está disponible en Argentina debido a la ausencia de productos registrados para control de aves (avicidas). En algunos casos, ante la urgencia por aplicar medidas de manejo se ha observado el uso de insecticidas mezclados con granos para elaborar cebos tóxicos o aplicados en los nidos. Se trata de uso de plaguicidas no registrados, sin respaldo legal ni de las compañías que registran y comercializan los productos, ni de una tecnología ajustada a nuestras especies y ambientes. Por eso, el uso de productos químicos para controlar aves es responsabilidad exclusiva de la persona que lo utiliza y aplica. Es altamente probable la ocurrencia de efectos no deseados, mortalidad de otras especies de aves y/o mamíferos.
Desde ASAGIR sostienen que se trata de un problema que debe ser tomado seriamente por todos los actores involucrados, incluso los organismos oficiales, de modo de encarar las investigaciones y acciones pertinentes que tracen un principio de solución.