En 2015, el porcentaje de productores ´tecnologizados' fue de 30, cuando el promedio de hace 5 años era de 46%.
En sólo cinco años, la Argentina pasó de tener un 46% de productores con planteos de alto nivel tecnológico a sólo 30% en la campaña 2014/15, reflejado mayormente en menores dosis de fertilización, una merma del sistema de siembra directa y un aumento en el uso de herbicidas por ineficiencias en el control de malezas, entre otras causas puntuales.
La práctica de la siembra directa continuó bajando durante los últimos años, cayendo de un 94% en la campaña 2010/11 a un 90% en el ciclo 2014/15, considerando los seis cultivos principales de grano en Argentina. Esto fue causado mayormente por la problemática con malezas y en menor medida por excesos hídricos asociados a consecuencias en lotes agrícolas.
Los datos son del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, presentado días atrás por el presidente de la entidad, Ricardo Valderrama.
"El ReTAA es un compromiso que lleva adelante la Bolsa de Cereales desde hace más de 5 años y que caracteriza al sector productivo en base a 6 cultivos, 17 regiones agrícolas, 3 niveles de tecnología y más de 60 variables en cada uno de ellos, con una salida de más de 25.000 datos potenciales”, dijo.
Por cultivos
Durante la presentación en la Bolsa de Cereales se destacó el rol del cultivo de girasol, que durante el último período fue el único que aumentó el uso de alta tecnología, verificándose una mayor cantidad de fertilizante aplicado y una mayor superficie fertilizada, con resultados en el rendimiento cosechado a nivel nacional.
El sorgo se posicionó negativamente con la mayor adopción de baja tecnología, un 69% a nivel país, y en donde se invirtió la relación con productores de media tecnología, pasando a ser una porción minoritaria.
En el cultivo de cebada se vio la mayor caída en el uso de tecnología en relación al resto de los cultivos y esto se mostró con las menores dosis de fertilización, tanto nitrogenada como fosforada. Las estrategias fueron diversas a nivel nacional y esto impactó en la producción, planteando el interrogante de las respuestas técnicas a nivel de productor.
Para soja se presentaron las variaciones en el uso de herbicidas, en respuesta al control de malezas tanto a nivel regional como nacional.
Los datos del ReTAA mostraron el cambio en la relación de uso para glifosatos concentrados versus la formulación clásica, y al mismo tiempo el aumento en la importancia de otro tipo de herbicidas para complementar las acciones de manejo de malezas. (NAP)