Las cinco ineficiencias de la ganadería argentina
Las detalló el Ing. Aníbal Pordomingo durante la 2° jornada “Nuevos horizontes para la cadena de la carne bovina”, organizada por la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA) de la Universidad Nacional de Córdoba
1 Introducción
Para el especialista en ganadería del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), Aníbal Pordomingo, en el mundo hay un “romance” con la carne bovina argentina, sobre el que no hay que dormirse: si el país no trabaja en mejorar sus estándares de eficiencia y calidad al momento de producir novillos y vaquillonas, ese prestigio puede perderse. “La imagen argentina vende; pero, ¿hasta cuándo va a vender?”, dijo Pordomingo durante la 2° jornada “Nuevos horizontes para la cadena de la carne bovina”, organizada por la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Teniendo en cuenta que el crecimiento del sector pasa fundamentalmente por ganar cada vez más mercados, el experto del Inta Anguil (La Pampa) planteó cuáles son las principales falencias de la producción ganadera en Argentina y las herramientas para solucionarlas.
2 Bajo peso de faena
Según Pordomingo, uno de los puntos flacos de la cadena cárnica argentina es el peso de faena. “Somos el país que vende las reses más livianas. En Estados Unidos, los animales van a faena con 650 kilos; acá, con 380, y justo cuando ya aprendieron a comer y están realizando la mejor conversión de maíz en carne”, indicó.
Dejar a los bovinos unos días más en los corrales significaría un gran salto para todo el sector, estimó el experto: “Aumentar 15 o 20 kilos por animal es aumentar 40 por ciento la producción total de carne en Argentina”.
3 Terneros "flacos"
Este bajo peso de faena tiene una génesis que, para el especialista pampeano, es el “primer paso de la ineficiencia”: el destete precoz de los terneros. Pordomingo señaló que, en promedio, los terneros en Argentina se separan de la madre a los seis meses y con sólo entre 150 y 160 kilos de peso, lo que complica el plan para agregarles kilos durante la recría.
El experto mostró estudios del Inta Anguil en los que comprobaron que la mal nutrición de un animal en el inicio de su vida, luego no se recupera, aún cuando se mejore la suplementación. Además, un “engorde veloz” de los ejemplares aumenta los riesgos de que se sobreengrase y pierda calidad y valor su carne.
4 Poco destete
Este destete precoz se da en un contexto, además, en el que Argentina tiene una baja producción de terneros por vaca. En promedio, se estima que sólo el 60 por ciento de las vacas da un ternero cada año; es decir, que hay un 40 por ciento que “sobra”. Y esto, según Pordomingo, esconde muchas ineficiencias “ocultas”: “un rodeo que preña sólo 60 de cada 100 vacas, preña vacas flacas o de baja fertilidad; la ineficiencia es mucho más que producir menos terneros que lo posible”.
5 Medir para mejorar
“Ustedes, como profesionales, no pueden no insistir con medir todo”, les espetó Pordomingo a los alumnos y profesionales que participaron de la jornada ganadera en la FCA-UNC.
Desde su punto de vista, el primer paso para mejorar estos indicadores es una mejor gestión de los datos. “En Argentina, repartimos el maíz, y más bien hay que administrarlo.
El sistema de engorde a corral que tenemos es un tanto primitivo en el sentido de cómo se administra el grano”, ejemplificó. En ese sentido, dijo que es común que en los feedlots se estime cuánto peso ganan los animales –“más o menos, aumentan de tantos a tantos kilos”–, cuando en realidad hay que saber con exactitud cuántos kilos gana un animal desde que ingresa hasta que sale del corral.
“Eso es tan importante como cualquier otro indicador, esa precisión es lo que hace la diferencia en otras partes del mundo”, dijo Pordomingo. “Hay que mirar qué pasa con cada vaca, mejorar cada vez más la información. Para jugar en primera, tenemos que cosechar más datos”, resumió.
6 Mitos perjudiciales
Llegar con más carne al mundo requiere como condición fundamental el faenar animales más “gordos” pero, para eso, no sólo alcanza con mejorar los indicadores de productividad, sino también hay que avanzar en cambiar algunos hábitos de consumo en Argentina. La faena de animales livianos se relaciona con la teoría de que la carne de los ejemplares más “jóvenes” es más tierna o menos grasosa que la de los más “viejos”, algo que no tiene asidero en la realidad.
Pordomingo mostró estudios en los que se determinó que la fuerza necesaria para cortar un pedazo de carne de un animal de 380 kilos es prácticamente la misma que para el caso de uno de 500 kilos; y la diferencia de edad entre uno y otro es, cuando mucho, un año.
“El animal de 500 kilos no es viejo, en el mundo es algo que ni se discute”, enfatizó. Lo mismo sucede con el “mito” de que el novillo terminado a pasto es más blando que el finalizado en feedlot.
En este contexto, recordó que una práctica que no se hace en Argentina pero sí en otras partes del mundo, y colabora con el consumo, es la de “madurar” las carnes en las cámaras frigoríficas, para darles mayor ternez.
Fte.: Agrovoz