La Energía puede llegar desde el campo
Buena parte de la solución para recuperar la independencia energética se encuentra en el campo argentino. Un desafío estratégico para el país.
Luego de más de un década de ocupación kirchnerista –que desmanteló la matriz energética local– Argentina debe importar gas natural, petróleo crudo, fueloil y energía eléctrica para afrontar la demanda interna de energía.
Perdimos la independencia energética. Si el régimen K hubiese logrado permanecer por otra década más, probablemente también habríamos terminado perdiendo la independencia alimentaria.
Uno de los aspectos constitutivos de la fortaleza de las naciones es su capacidad para autoabastecerse de recursos económicos básicos para la existencia de la civilización humana. Por ese motivo, recuperar la independencia energética es un factor crucial si ese objetivo es alcanzable en términos tanto económicos como tecnológicos.
En los primeros cinco meses de este año –según los últimos datos oficiales disponibles– el 66% de los 55.711 Gwh producidos en la Argentina se originaron a partir de fuentes térmicas (hidrocarburos no renovables y en parte importados), mientras que un 29% correspondió a energía hidráulica y 4% a nuclear. El 1% restante corresponde a las energías eólica, solar, biomasa y biogás, según datos oficiales de Cammesa.
Las autoridades del Ministerio de Energía y Minería adjudicaron 2423 megavatios a 59 emprendimientos de energías renovables en la primera ronda del programa RenovAr, de los cuales 1473 MW corresponden a parques eólicos y 916 MW a proyectos solares fotovoltaicos.
La energía eólica, además de la capacidad de aportar rápidamente MW a la red eléctrica nacional, puede generar ingresos adicionales en cientos de empresas agropecuarias argentinas al utilizar una pequeña proporción de los campos para instalar las turbinas eólicas a cambio del pago de un canon anual dolarizado. De hecho, buena parte del cupo eólico del programa RenovAr se adjudicó a emprendimientos localizados en las provincias de Buenos Aires (con 544 MW), Córdoba (48 MW) y La Pampa (36 MW).
Otro de los grandes desafíos que está promoviendo el gobierno macrista es la introducción del modelo brasileño de biocombustibles en el norte argentino con el propósito de garantizar el autoabastecimiento regional de combustibles. El mismo consiste en autorizar la comercialización de vehículos flex fuel (que ya se producen en el país para ser exportados a Brasil), los cuales pueden funcionar con etanol hidratado elaborado en base a azúcar, maíz o sorgo (productos del NOA y NEA que deben ser malvendidos en la zona pampeana al afrontar un costo elevadísimo de flete).
La promesa del autoabastecimiento energético a través de la producción de petróleo crudo y gas natural en el yacimiento no convencional de “Vaca Muerta” sigue siendo una promesa porque los valores internacionales de los hidrocarburos no justifican invertir un solo dólar en esa región. Por ese motivo en 2016 el Estado nacional –todos los argentinos– subsidió con 43.072 millones de pesos a las compañías petroleras que operan en esa zona, mientras que en los primeros cinco meses de este año los aportes suman ya 14.004 M/$.
Ezequiel Tambornini (Valor Soja)
Perdimos la independencia energética. Si el régimen K hubiese logrado permanecer por otra década más, probablemente también habríamos terminado perdiendo la independencia alimentaria.
Uno de los aspectos constitutivos de la fortaleza de las naciones es su capacidad para autoabastecerse de recursos económicos básicos para la existencia de la civilización humana. Por ese motivo, recuperar la independencia energética es un factor crucial si ese objetivo es alcanzable en términos tanto económicos como tecnológicos.
En los primeros cinco meses de este año –según los últimos datos oficiales disponibles– el 66% de los 55.711 Gwh producidos en la Argentina se originaron a partir de fuentes térmicas (hidrocarburos no renovables y en parte importados), mientras que un 29% correspondió a energía hidráulica y 4% a nuclear. El 1% restante corresponde a las energías eólica, solar, biomasa y biogás, según datos oficiales de Cammesa.
Las autoridades del Ministerio de Energía y Minería adjudicaron 2423 megavatios a 59 emprendimientos de energías renovables en la primera ronda del programa RenovAr, de los cuales 1473 MW corresponden a parques eólicos y 916 MW a proyectos solares fotovoltaicos.
La energía eólica, además de la capacidad de aportar rápidamente MW a la red eléctrica nacional, puede generar ingresos adicionales en cientos de empresas agropecuarias argentinas al utilizar una pequeña proporción de los campos para instalar las turbinas eólicas a cambio del pago de un canon anual dolarizado. De hecho, buena parte del cupo eólico del programa RenovAr se adjudicó a emprendimientos localizados en las provincias de Buenos Aires (con 544 MW), Córdoba (48 MW) y La Pampa (36 MW).
Otro de los grandes desafíos que está promoviendo el gobierno macrista es la introducción del modelo brasileño de biocombustibles en el norte argentino con el propósito de garantizar el autoabastecimiento regional de combustibles. El mismo consiste en autorizar la comercialización de vehículos flex fuel (que ya se producen en el país para ser exportados a Brasil), los cuales pueden funcionar con etanol hidratado elaborado en base a azúcar, maíz o sorgo (productos del NOA y NEA que deben ser malvendidos en la zona pampeana al afrontar un costo elevadísimo de flete).
La promesa del autoabastecimiento energético a través de la producción de petróleo crudo y gas natural en el yacimiento no convencional de “Vaca Muerta” sigue siendo una promesa porque los valores internacionales de los hidrocarburos no justifican invertir un solo dólar en esa región. Por ese motivo en 2016 el Estado nacional –todos los argentinos– subsidió con 43.072 millones de pesos a las compañías petroleras que operan en esa zona, mientras que en los primeros cinco meses de este año los aportes suman ya 14.004 M/$.
Ezequiel Tambornini (Valor Soja)