miércoles, 17 de enero de 2018

Sudoeste y Noroeste bonaerense  
La fina tuvo la mejor cosecha de los últimos cinco años 
Un relevamiento realizado por la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca en su zona de influencia sobre la cosecha fina, arrojó que los rendimientos finales de los cultivos de invierno fueron muy buenos al superar el promedio de las últimas cinco campañas de la región: 2500 kilos por hectárea en trigo y más de 3200, en cebada. 
Los datos provienen de 29 partidos de la provincia de Buenos Aires y 14 departamentos de La Pampa. El análisis de imágenes satelitales, relevamientos a campos por parte de técnicos de la entidad, sumado a consultas realizadas a especialistas del sector, asesores y referentes zonales, determinó una caída del área sembrada de aproximadamente un 15% con respecto al año anterior, para ambos cultivos. 
"Efectivamente el área de fina finalmente se redujo al pasar de 2,35 millones de toneladas en la campaña 2016/17 a 2,05 millones en el ciclo actual", indica el trabajo. Con respecto a la participación de cada cultivo sobre la superficie de fina, se mantuvo la relación 67% de trigo frente a un 33% de cebada. A continuación, una síntesis del trabajo. 
Trigo 
Si bien en un primer momento se estimaba un mayor incremento de la superficie (10%), fundamentado por las mejoras comerciales, las excesivas precipitaciones registradas entre los meses de febrero y abril impidieron que se concrete la implantación del cereal, quedando un gran número de hectáreas sin poder sembrarse. 
La superficie de siembra en el área de estudio finalmente cedió un 13% al pasar de 1,59 millón de hectáreas en el ciclo 2016/17 a 1,38 millón en el actual. La mayor caída del área, más del 25%, se dio en los partidos del noroeste bonaerense y los departamentos del noreste de La Pampa. 
Bahía Blanca y sus partidos limítrofes incrementaron su superficie alrededor de un 5%. En cuanto al rendimiento, los cultivos si bien fueron implantados en forma tardía, la expectativa de otro año climático beneficioso, sumado a la buena relación insumo-producto y a la necesidad de mejorar la calidad del cereal cosechado, determinaron que la aplicación de nitrógeno se incremente. 

El uso de mayor dosis de fertilizante junto al destacado manejo tecnológico aplicado por el productor neutralizó los ataques de plagas y las múltiples adversidades climáticas anteriormente mencionadas (inundaciones, temporal, granizo, heladas). Los rindes finalizaron en 3.500 kg/ha promedio, 50 quintales/ha por encima de la muy buena campaña 2016/17. 
El aumento del rendimiento (17%) neutralizó la caída del área sembrada (-13%) e incrementó la producción un 9% al finalizar en 4,9 millones de toneladas. 
En cuanto a los parámetros a la calidad, en base a los datos brindados por la Cámara Arbitral de Cereales de Bahía Blanca, el promedio de proteína obtenido fue de 10,4% (s/base 13,5% Hº) mejorando el valor de 10,2% de la campaña 2016-17. 
Cebada
El área de siembra para la zona relevada, se redujo un 12%, al pasar de 760.000 hectáreas en el ciclo 2016/17 a 670.000 en la campaña actual. Los partidos que disminuyeron notablemente su superficie de cebada se ubican en el centro-oeste bonaerense con una caída de más del 25%. 
Las hectáreas inundadas imposibles de implantar sumado a la dificultad para acceder a las condiciones comerciales requeridas por las malterías, serían las causas principales de la caída del área. 
Sin embargo por su uso con fines forrajero, hace que la superficie de cebada se mantenga en las zonas marginales. Al igual que el cultivo de trigo, la cebada también se vio afectada pero en menor medida por las adversidades climáticas. 
Afortunadamente la helada tardía de noviembre no afectó al cultivo que ya se encontraba en un grado de madurez avanzado. Por otro lado el productor realizó las aplicaciones necesarias para combatir las amenazas de los patógenos como roya, mancha en red y escaldadura que encontraron, esta campaña, las condiciones propicias para su desarrollo. 
El rinde promedio fue de 4000 kg/ha, muy bueno, superando en 600 kilos el ciclo 2016/17. El incremento del rendimiento logró compensar la caída en el área implantada (recorte del 12% de la superficie), provocando un leve ascenso de la producción del orden del 8% al pasar de 2,5 a 2,7 millones de toneladas. 
Recordemos que la cebada es un cultivo fundamental para muchos establecimientos mixtos al tener la posibilidad de utilizarlo como doble propósito para consumo animal.