Política triguera y su impacto en la campaña 2014-15 del sudoeste bonaerense
Finalizada la campaña de trigo 2014-15, los 12 partidos del sudoeste bonaerense anotaron una producción del cereal que asciende a 1.750.000 toneladas, producto de la recolección de 690.000 hectáreas y un rinde promedio de 2.550 Kg/ha.
Según unos de los clásicos informes de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, si se considera un precio medio de venta del orden de 150 dólares por tonelada, la región contabiliza un valor bruto de producción de 260 millones de dólares, es decir, 2.200 millones de pesos merced a los 2.550 kilos promedio por hectárea recolectados en un total de 690 mil.
Si se calcula el valor bruto de producción en base a precio de exportación (FOB), la región da cuenta de una generación de recursos por 435 millones de dólares.
En medio de las contundentes cifras, que despejan dudas sobre el rol de la producción de trigo como uno de los pilares de las economías de los partidos de la región, cabe realizar el análisis de los efectos que la política comercial triguera ha dejado en la reciente campaña.
De interés:
• La distorsión total de mercado (derechos de exportación + restricciones cuantitativas a la exportación) implica una quita de recursos al sudoeste bonaerense por 150 millones de dólares, es decir, 1.300 millones de pesos.
• Por cada tonelada comercializada, el productor triguero experimenta una extracción de recursos del orden de los 85 dólares. Si se aplica al rinde promedio por hectárea de la región del sudoeste (2,55 toneladas) se advierte que el productor cede 216 dólares por hectárea, 146 dólares en concepto de Derechos de Exportación y 70 dólares en concepto de distorsiones generadas por cierre de mercado exportador.
Un costo demasiado alto
La actual situación del mercado triguero da cuenta que los costos de la política comercial son demasiado altos para poder ser afrontados por el productor. La transferencia de recursos desde la producción hacia el fisco y demás eslabones de la cadena anota tal cuantía que hace inviable la ecuación de producción.
Los números no sólo muestran erosión de rentabilidad, sino que acusan quebranto.
La situación se torna más preocupante en zonas donde la producción de trigo es la principal actividad generadora de ingresos y donde la viabilidad de otras producciones es más que acotada, tal es el caso del sudoeste bonaerense.
La necesidad de un cambio de fondo es imperiosa, de extenderse las condiciones actuales el resultado futuro puede antelarse: productores desfinanciados, con serias dificultades para afrontar compromisos e imposibilitados de concretar la siembra de la venidera campaña.
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