Cómo mitigar los efectos de la ola de calor
El especialista Darío Colombatto hace una puesta a punto de las acciones de largo plazo y de emergencia para evitar el estrés térmico en el feedlot y a campo. Bajar la energía de las dietas, modificar cantidades y horarios de comidas, asegurar mayor provisión de agua y acceso a sombra, algunas de las claves.
La reciente ola de calor que azotó a buena parte de Argentina y Uruguay en la última semana, provocando numerosas muertes de ganado confinado en feedlots como así también de animales en pastoreo, nos hizo recordar que el stress térmico debe ser tomado muy en cuenta por los ganaderos.
Con esto en mente, se plantean algunas condiciones tendientes a mejorar el bienestar de los animales. Tal como lo recuerda siempre el Profesor Terry Mader de la Universidad de Nebraska, es importante distinguir entre planes estratégicos, de largo plazo, que se preparan con anticipación y deben estar protocolizados, y los planes de emergencia, que son los que se deben poner en práctica cuando la situación de stress es alarmante.
Feedlot: planes estratégicos
– Monitorear los pronósticos meteorológicos de corto plazo y elaborar con ellos un “mapa” de stress térmico a través del índice de temperatura y humedad (ITH o THI según las siglas en inglés), que permite adelantarnos a lo que puede pasar, dándonos más herramientas de acción.
– Alertar y capacitar al personal en la identificación de síntomas de stress térmico. Lo importante es no generarles miedo sino anticiparles que esta situación es probable y que estamos preparando las cosas para bajar la incidencia y minimizar los daños.
– Al principio de la estación cálida, que en nuestra zona situaría a partir del 15 de octubre, la recomendación inicial es variar los porcentajes de asignación de alimento en los distintos momentos. Ejemplo, en los lugares en donde se da dos veces al día, repartidos 50% y 50% entre mañana y tarde, se sugiere pasar a 40% a la mañana y 60% a la tarde. Incluso podemos llegar a dar el 30% por la mañana y el 70% por la tarde.
– Variar los horarios de alimentación, buscando entregar ese 40% lo más temprano posible en la mañana, y el 60% restante lo más tarde que se pueda, siempre y cuando el operador finalice su tarea de alimentación con luz solar.
– Asegurar que los bebederos estén limpios y que la disponibilidad de agua sea suficiente como para acomodar un aumento en el consumo del orden del 50% (los animales en estas condiciones llegan a beber hasta un 15% de su peso vivo en agua). Se debe tener preparada la contingencia de aumentar la disponibilidad de bebederos o espacios para dar agua en los corrales.
– Recordar que aquellos animales que están más gordos, o los de destete precoz por ejemplo, son los más proclives a tener problemas ya que por el tenor graso o el stress del destete, tienen menos defensas contra el aumento de la temperatura y humedad.
– Tener presente las corrientes de aire. Si hay animales muy gordos en corrales sin buena corriente de aire o cercanos a alguna barrera (cultivo de maíz, barrera forestal), intentar moverlos suavemente hacia corrales con mejor corriente de aire.
– No mover ni tratar hacienda luego de las 9 hs. De tener que hacerlo por una emergencia, hacerlo con la mayor suavidad posible, sin gritos ni perros.
– De a poco, se puede ir armando un plan para construir sombras en los corrales. En estos casos, si se hace se debe hacer bien. Esto es, proveer al menos 1,5 m2 por animal de sombra, colocando medias sombras a una altura mínima de 3,5 metros (para tener corriente de aire por debajo). Uno puede pensar en un plan de armado de sombras de un 15-20% del total de los corrales por año.
– Controlar en la medida de lo posible las poblaciones de moscas y otros parásitos. Este control de moscas se logra principalmente con la limpieza en los comederos y las áreas adyacentes, no dejando restos de comida que se pudra. Además, la ausencia de charcos o áreas de lodo contribuye a bajar la población de moscas, así como planes de control específicos (químicos a través de aditivos en la ración, biológicos a través del uso de insectos que parasitan los huevos de la mosca).
Feedlot: acciones de emergencia
– Cuando el pronóstico se cumple y uno comienza a ver los síntomas de stress térmico (animales jadeando, amontonados en los bebederos, parados en los momentos que en deberían estar echados, etc.), lo primero a hacer es asegurar que los bebederos estén limpios y que la disponibilidad de agua sea suficiente como para acomodar el aumento del consumo (50%). Considerar seriamente aumentar la disponibilidad de espacio de bebederos por animal (de 1 a 3 cm por animal), lo que es lograble bajando la cantidad de animales por corral o aumentando la cantidad de bebederos (se pueden incluir bebederos circulares móviles).
– Cambiar, si no lo hemos hecho, los horarios y los porcentajes de alimento entregado en las distintas pasadas del mixer. Buscar el 30% de entrega por la mañana, lo más temprano posible (antes de las 7 hs si se puede) y entregar el 70% restante luego de las 18 hs.
– En términos de dieta, sugiero bajar la cantidad de grano en la ración en unos 5-10 puntos porcentuales, subiendo el nivel de fibra en igual proporción. Esto puede sonar contra-lógico dado que siempre se suponía que había que agregar grasas u otras fuentes energéticas para mantener el nivel de consumo energético sabiendo que el consumo en kilogramos bajaría. Pero se debe recordar que la clave aquí es bajar la cantidad de calorías totales que ingiere el animal, sumado a bajar la cantidad de calor metabólico que el animal produce.
– También sería importante bajar la cantidad de alimento diario entregado, para disminuir el calor metabólico que genera el animal. Esto, sin dudas, está asociado a una correcta lectura de comederos y al hecho de respetar un espacio de comedero de al menos 40 cm/animal.
– Relacionado a lo anterior, hay que tener en cuenta que la acidosis es un problema muy frecuentemente asociado a estos episodios de stress térmico, ya que por un lado el animal altera su comportamiento en la ingesta y por el otro, al jadear, elimina electrolitos de la saliva que hubieran colaborado en amortiguar la acidez proveniente de la fermentación del alimento en el rumen. Por esto es que uno sugiere bajar “un cambio” en la energía de la dieta y mantener muy estrictamente la lectura de comederos.
– Vender lo antes que se pueda los animales que estén más gordos. Alternativamente, moverlos hacia lugares en donde corra más aire.
– Si fuera posible, regar los caminos para minimizar las voladuras de polvillo, y regar al menos la platea de alimentación para que los animales cercanos o sobre ella se beneficien de la baja de la temperatura. La hipótesis de máxima es lograr regar los animales, pero en forma de spray, buscando que se moje el cuero más que solamente el pelo.
A campo
– En pastoreo lo fundamental es intentar que los animales posean acceso a sombra, sea natural o artificial. Esto es especialmente válido sobre todo para animales gordos, vacas preñadas o terneros de destete precoz, las tres categorías quizás más sensibles de todas.
– Asegurar la oferta de agua limpia y fresca. Limpiar bien los bebederos y controlar que los mismos se rellenen rápidamente una vez vaciados.
– Analizar el agua de bebida para conocer el contenido y tipo de sales que contiene.
– Mover animales que estén en potreros con festucas viejas, que potencialmente pueden ser huéspedes del hongo patógeno que produce la festucosis.
– Chequear por presencia de Claviceps u otros hongos que produzcan toxinas.
– La suplementación con grano podría ayudar, pensando sobre todo en animales que estén sobre pasturas de alfalfa o tréboles, en donde el cambio de comportamiento en la ingesta haría que comieran más hacia la tardecita. Si se los encierra durante la noche, estos animales no estarían cumpliendo con su consumo diario, y podrían salir hambreados a comer pastura con el consecuente riesgo de empaste. La suplementación en estos casos con maíz al 1% en la mañana contribuiría a disminuir los problemas de hambreo y empaste.
Finalmente, es importante recalcar que todas estas recomendaciones generales implican contar con un plan estratégico de largo plazo y otro de emergencia, que contribuirán a mantener el bienestar animal y por ende la producción de carne.
Por Ing. Agr. Darío Colombatto, PhD.
Consultor en Nutrición de Rumiantes.
Valor Carne