Invertir en tierra, una oportunidad basada en argumentos sólidos
Para finales de 2017 se espera una recuperación de la dinámica de las operaciones a niveles semejantes a los previos al 2012, es decir una recuperación que podría alcanzar una suba de hasta el 25%.
Pasados ya los primeros meses del nuevo gobierno argentino, las perspectivas políticas y económicas que se perciben llegan de la mano de un fuerte cambio para el área, renovando la moral y las proyecciones de los productores y del sector en particular, así como de toda su cadena de valor.
Las obras de infraestructura pendientes reforzarán aún más el valor de la tierra productiva, ya sean inversiones en transporte, puertos y planes hidráulicos a través de las diferentes cuencas que atraviesan la Argentina.
Este escenario, alienta una expectativa de normalización del valor de la tierra que invierta la tendencia bajista que se viene arrastrando desde el año 2012, una caída que deterioró los precios sistemáticamente hasta un 25% acumulado a finales de 2015.
Según declaraciones de Mariano Maurette, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), “se espera una reactivación lenta en el mercado de campos luego de la parálisis de 2015 y precios estables durante el año en curso”. Al tiempo que para finales de 2017 se espera “una recuperación de la dinámica de las operaciones a niveles semejantes a los previos al 2012”, es decir una recuperación que podría alcanzar una suba de hasta el 25%.
En este marco, ante estas perspectivas de crecimiento, se vislumbra una oportunidad para inversores que adquieran tierras productivas, tanto agrícolas como ganaderas, antes de esta recuperación de precios proyectada para un corto o mediano plazo.
¿Cuáles son los valores a los que se podría llegar?
En Bresson y Minola se estima que los valores que se alcanzarán son los del 2011 cuando un campo agrícola en Zona Núcleo rondaba los u$s 18.000 por hectárea (hoy a u$s 13.000 por hectárea), en el sudeste de la provincia de Buenos Aires los u$s 11.000 por hectárea (hoy a u$s 8.000 por hectárea), al tiempo que un campo ganadero en la cuenca del salado se valuaba en u$s 4.000 la hectárea (hoy en u$s 2.800 por hectárea).
Por Juan Minola | Bresson y Minola