lunes, 20 de abril de 2015

Los números no le cierran a la fina 
Se acerca el momento de la siembra de fina y hoy la ecuación económica no es favorable
Abril, momento de decisión y tiempo de definir el cultivo a implantar en esta nueva campaña fina. Lamentablemente, por cuestiones climáticas, edáficas y financieras, el productor de nuestra zona no presenta numerosas alternativas: Trigo o Cebada. 
Por tal motivo, desde la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca se estima el Margen Bruto, de los dos principales cereales de invierno de la región. Para su análisis se tomó como escenario un uso de tecnología representativa de la zona, y se consideraron los rendimientos promedios de los últimos tres años con dicho manejo: 2.500 kg/ha para el cultivo de trigo y 2.800 kg/ha para la cebada. 
El nivel medio tecnológico aplicado, considera la realización de un barbecho químico, donde el control anticipado de malezas permite mejorar la acumulación de agua en el perfil. Una densidad de siembra de 60 kg/ha en ambos cultivos.Fertilización en la siembra con fósforo y en macollaje con nitrógeno. Contempla también la aplicación de herbicidas post emergentes. 
Para cada cultivo de Trigo y Cebada, se compara el resultado económico de la actual campaña, versus abril 2014 momento de enfrentar el ciclo 2014/15. 
El Margen Bruto expresado por hectárea cae drásticamente al comparar esta campaña frente a la 2014-15. En general los resultados son negativos o muy ajustados, sólo en el caso de la cebada cervecera, se lograría un margen positivo. Aunque recordamos que este resultado no contempla costos de estructura. 
Si bien los costos directos disminuyeron mínimamente de un período al otro, básicamente por una caída del 5% en el precio de los fertilizantes. Esta leve ventaja no ayuda a compensar el derrumbe de los precios anteriormente expresados (entre un 20 y 30%). Se complementa la información con el margen que arrojaría en caso de alquilar el campo, donde el promedio de arrendamiento de la zona es de 6 quintales/ha de trigo. 
Frente a esta situación en todos los casos no cierran los números. Esta erosión de precio que sin duda afecta directamente al productor y en forma indirecta a toda la cadena comercial, deja como resultado una gran incertidumbre, hoy por hoy el productor no sabe si sembrará, las estimaciones arrojan una caída entre el 15-20% del área de fina. Por el lado comercial ya se perciben problemas por el cese en la cadena de pagos de los insumos.
Sumado a ello, la imposibilidad de comercializar su actual producción y la falta de acceso a herramientas financieras, pone al productor en un momento de grandes dificultades económicas para afrontar la próxima campaña, que seguramente en caso de realizar la siembra el paquete tecnológico a aplicar será a costos mínimos (baja a nula fertilización). 
Todo lo anteriormente mencionado complica aún más la viabilidad de los pequeños y medianos productores del sudoeste bonaerense, los cuales año a año son menos. Los mismos, ante la falta de rentabilidad de sus establecimientos, salen a ofrecer en alquiler su campo, sin encontrar demanda por parte de las empresas o grandes productores que, en contrapartida, se están retirando del sector al no renovar los contratos de alquiler, por no encontrar en la agricultura una actividad redituable.