miércoles, 16 de marzo de 2011

La carne argentina ya se ubica por
encima de los niveles internacionales
Mejora el precio de la carne, pero los frigoríficos suspenden personal
Quienes habitualmente siguen los remates a feria que se realizan para la hacienda de invernada y cría en las diferentes sociedades rurales se quedan asombrados cuando baja el martillo con valores que se ubican por arriba de los $12 o $14, y ni hablar cunado se revisan los precios pagados en el Mercado de Hacienda de Liniers, donde un kilo vivo de ternero se llegó a pagar 11,48, valores nunca visto antes en l tradicional plaza de remates.
Es un precio nunca antes alcanzado en la Argentina y ubica a las carnes de esta parte del hemisferio sur en las más caras por encima de los US$ 1,80 que se cotiza el kilo vivo de la hacienda en Brasil o en Uruguay.
La respuesta a estos valores, aseguran desde diversos sectores de la producción y la industria de la carne, obedece a la falta de hacienda para faena.
Pero los terneros no son los únicos que experimentaron subas. Desde comienzos de mes en promedio el kilo vivo de la hacienda aumentó 7% en el mercado de Liniers, con variaciones según el tipo de animal y la calidad.
Lo cierto es que, atento a estos valores, el consumo de carne se sitúa este mes en 55 kilos frente a los 60,6 kilos por habitante y por año de marzo de 2010.
Frente a este escenario el productor se siente alentado a retener hacienda y sumarle unos kilos más, porque el clima y los precios ayudan al haber pasturas abundantes en los campos.
Pero en las grandes urbes criollas el kilo de un corte de loma se ubica entre los $45 y los $50 y un matambre no baja de los $35 a $40 en las carnicerías.
No obstante, los mayores precios aún no se sienten en las carnicerías ni en los supermercados. Los carniceros señalan que no los pueden trasladar porque la demanda ha disminuido sustancialmente.
Las carnes rojas son reemplazadas mayoritariamente por el pollo con un consumo récord per cápita de 35 kilos anuales. En cuanto a los supermercados, volvieron a los acuerdos con el Gobierno a raíz de la obligación de los frigoríficos exportadores de destinar una parte al mercado doméstico a precios populares.
Por cierto, este movimiento en el precio de la carne no se reflejó en el índice de precios de febrero. Pero toda indica que gravitará en el de marzo. Las exportaciones siguen restringidas y las industrias de gran tamaño decidieron concentrar sus operaciones para disminuir pérdidas.
Así, el grupo brasileño JBS suspendió la actividad en tres de sus plantas y la concentró en sus otras cinco fábricas. La misma estrategia utilizó Marfrig que también suspendió tres plantas y trabaja en sus otras cuatro fábricas, mientras los frigoríficos pequeños y medianos suspenden personal. (NAP)