martes, 16 de abril de 2013

La necesidad de preservar la
empresa familiar agropecuaria 
El productor debe ser empresario. La importancia de realizar acuerdos familiares, antesque formar sociedades. 
por Pablo Van Thienen (*)
El sector agropecuario se encuentra fuertemente amenazado por los intereses especulativos que genera los valores de la tierra: es muy difícil convencer al propietario del campo (en particular de esta generación) que lo conserve si no se dedica a la explotación agropecuaria, "si no ama el campo". 
¿Cómo hacemos para reorientar esta conducta rentista-especulativa? Hagamos algunas cuentas: u$s 8.000 x 1.000 has=u$d 8.000.000. Eso dividido en 4 herederos son u$s 2.000.000 que son 4 departamentos de u$d 500.000 en Punta del Este, Miami o Puerto Madero al 6% anual de renta es igual a u$d 120.000 x $8 (valor del dólar parelelo)= $560.000 anuales, sin hacer absolutamente nada y sin las complicaciones de lidiar con las retenciones, dólar oficial, Moreno, Oncca, hermanos, proveedores, etc, etc. 
Haciendo una simple cuentita el heredero sabe que no labura más y vive de Rentas ¿Cómo hacemos para reorientar esta conducta rentista-especulativa? 
Es importante tener en cuenta que esta presión por el valor de la tierra no la tiene el dueño de una industria ni el dueño de un comercio pues el principal activo en estos sectores no está en los ladrillos, sino en el negocio que genera los flujos de caja; está en los intangibles, en los clientes, en la marca y en el nombre de la familia, en los sistema de comercialización, etc. 
El heredero del industrial está obligado a mantenerse unido pues se complica la división de una planta industrial; en cambio, el heredero del chacarero que poco o nada le importa la explotación del negocio agropecuario y tampoco lo une con la tierra ningún vínculo afectivo, va por la tierra, va por el cheque!
El sector agropecuario se encuentra fuertemente amenazado no sólo por los valores actuales de la tierra, sino también porque es un activo esencialmente divisible; cosa que no ocurre con una fábrica de pastas, chupetines, tornillos o arandelas. Y para colmo, posee un mercado nacional e internacional interesado en comprar tierra y hacer líquidida su participación. Amenaza Absoluta!! 
Hay que romper el paradigma del chacarero. El hombre de campo debe reconvertirse en empresario de la agroindustria con alto potencial de crear valor. Es el sector que está llamado a ser el motor de la economía nacional y mundial. Ser productores de alimentos y generadores de proteínas es lo que le dará a la empresa familiar agropecuaria la posibilidad de pensarse asimisma como una industria y de esa forma diseñar los acuerdos y estructuras legales que le permitan conservar la tierra más allá de las generaciones, descartando y extirpando del seno familiar la idea del rentista: esto es un tema cultural que bien puede consensuarse a nivel de familia dentro de un protocolo. 
La forma que los empresarios del campo han aplicado para mantener el concepto de unidad ha sido mediante la creación de sociedades (SA o SRL). Esta estructura está bien, pero no es suficiente. Hay que profundizar este concepto pues quien busca el cheque buscará cobrarlo de alguna manera: por las buenas o por las malas. Y la sociedad anónima o de responsabilidad limitada son ambas tierra fértil para el conflicto familiar-societario. Esto también debemos evitarlo. 
Los acuerdos entre los familiares son una herramienta vital para las empresas del sector agropecuario. 
Esperamos que estas reflexiones sean de su interés y lo invitamos a acompañarnos en el ciclo 2013 del Programa de Empresa Familiar y Protocolos, a realizarse en el mes de junio en nuestras sedes de Rosario y Capital Federal. (NAP) 
* Director académico del Instituto de Derecho y Empresa de Familia (Idef) de la Fundación Libertad.