Baja la faena, ¿síntoma de retención?
En los últimos meses, cayó la actividad en las plantas frigoríficas. Para los más realistas, se debe a una menor oferta por las lluvias. Otros hablan de retención, la opinión de Ignacio Iriarte, reconocido consultor del mercado de Ganados y Carnes.
La faena de ganado vacuno en el primer trimestre del año se mantuvo al mismo nivel que el año anterior. De esta manera continúa la tendencia que venía ya desde el segundo semestre de 2013; es decir, una estabilidad en la matanza.
En abril y mayo, la faena cae tres por ciento, en lo que algunos interpretan como el principio de una muy moderada retención, producto del buen estado de los campos y del hecho de que muchos ganaderos comienzan a apostar a un cambio en la política ganadera a partir de 2015. Otros, más realistas, adjudican la caída en la faena de los últimos tres meses a la sucesión interminable de días lluviosos, paros y feriados, factores que han afectado la comercialización de ganado.
La caída en la oferta de carne es mayor aún que la caída en el número de animales faenados, porque el peso medio de faena sigue cayendo, de unos 222 kilos en el segundo trimestre del año pasado a unos 218 kilos en la actualidad.
Si se observa la faena del primer trimestre del año, se advierte que ha aumentado un 12 por ciento la faena de terneras; un 13, la de vaquillonas y 15, la de terneros machos.
Mientras que la faena de novillos (la categoría que más kilos aporta) cae un 17 por ciento y la de novillitos (204 kilos por animal) cae un 15 por ciento; mientras que la matanza de vacas se mantiene casi inalterada (1,2 por ciento más). Más hembras y animales jóvenes y livianos, menos machos y estos más livianos.
No deja de sorprender el aumento en la faena de terneros machos, que pasa de unos 300 mil en 2006 a unos 1,7 millones proyectados para este año.
Si los terneros se faenaran todos a peso de novillo, aumentaría la producción de carne en el orden de las 180 mil toneladas anuales, aporte que permitiría aumentar el consumo en más de cuatro kilos per cápita o de más que duplicar la exportación, que podría pasar de las 160 mil toneladas actuales a unas 340 mil toneladas.
En resumen, en los primeros cinco meses del año, como consecuencia de la caída en la faena y de la disminución en el peso medio de faena, la producción de carne vacuna cae un 3,5 por ciento, mientras que las exportaciones de carne caen un 17 por ciento con respecto al año anterior. Y el consumo doméstico baja de 61,4 kilos a 59,2 kilos por habitante.
Un reciente estudio de la Universidad de Kentucky (Estados Unidos) destaca el hecho de que los productores estadounidenses no parecen reaccionar a los precios más altos del ganado –en dólares corrientes– en la historia de los Estados Unidos.
Después de enumerar una serie de factores limitantes a una eventual expansión del rodeo en el país del Norte, como son la elevada edad media de los ganaderos (72 años), más proclives al retiro que a realizar nuevas inversiones, el alto precio de la tierra y de los arrendamientos, y la falta de gente que esté dispuesta a trabajar y a vivir en las explotaciones ganaderas, el estudio centra el foco en que los productores bovinos.
Si bien los farmers ganaderos están recibiendo precios muy altos, también están experimentando costos que han crecido en las últimas dos décadas bien por encima de la inflación.
La Voz del Interior