martes, 18 de diciembre de 2012

La Sociedad Rural Argentina ante el recorte del cupo de exportaciones de Trigo 
La SRA reiteró su profunda preocupación por la grave situación que están atravesando quienes sembraron trigo, en una campaña que se vio altamente afectada por el exceso de lluvias y por una consecuente reducción de los rindes esperados. Ante esta situación, el recorte del cupo de exportaciones no hace más que empeorar el escenario para los productores, ya que reducirá aún más el precio que reciben por el cereal y agregará más complicaciones para vender trigo. 
El argumento esgrimido por parte del Gobierno de cerrar las ventas externas para “cuidar la mesa de los argentinos” ha demostrado ser falaz: hace tres cosechas, el precio de un kilo de trigo era de $ 0,4 y el kilo de pan se encontraba a $ 2,5. Hoy el trigo vale $ 1 y el kilo de pan ronda los $ 10. Por otra parte, y a pesar de la magra cosecha, no va a faltar trigo en la Argentina. Las necesidades básicas de nuestro país, están absolutamente garantizadas en el escenario actual. 
Hace seis cosechas que los productores reciben un precio mucho menor al que les corresponde, con descuentos de hasta 50 usd por tonelada y produciéndose una transferencia millonaria en beneficio de unas pocas empresas exportadoras e industriales, con la complicidad del estado nacional. 
Con una comercialización externa de granos concentrada y cartelizada, que avanza hacia un sistema de compras directas al margen de los recintos bursátiles y de los acopios y cooperativas, y ante un Gobierno que interviene de manera desprolija y equivocada, los productores no tienen posibilidad de defender el precio que reciben por el trigo. Este sistema es el que desincentiva la siembra del cereal año tras año, y el que generó que la siembra de trigo sea la menor en 110 años, cuando en la Argentina se araba a caballo. 
Ante esta realidad, la Sociedad Rural Argentina reclama inmediatas medidas para poder solucionar definitivamente la grave problemática de la comercialización del trigo que trajo serios daños para los productores agropecuarios, para los consumidores y para el país en su conjunto. 
La única solución real y estable es que el Estado restablezca un mercado donde la molinería y la exportación compitan por el trigo. Para que esto suceda, resulta imprescindible solucionar el falso dilema según el cual para abastecer el mercado interno, hay que prohibir la exportación. 
Por el contrario, un marco de reglas de juego claras, con exportaciones de trigo abiertas durante todo el año daría un mayor incentivo a la siembra del cereal y generaría una mayor oferta que permitiría cuidar en serio la mesa de los argentinos. El campo necesita reestablecer la confianza, requisito indispensable no sólo para volver al trigo, sino para alcanzar y superar los cien millones de toneladas de granos, tal como lo prevé el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA). 
El Gobierno debe decidir si continúa con la fallida política de los últimos años o emprende una orientación vivificadora a través de la liberación de las exportaciones de trigo así como de todas las restricciones al comercio del cereal y de la eliminación de los ROEs.