miércoles, 29 de agosto de 2012

Made in Argentina 
Un joven tambero y su padre que salvaron miles de litros de leche en plano paro utilizando silos bolsa sin uso para hacer un gran sachet 
El ingenio de un joven tambero santafecino permitió salvar varios miles de litros de leche, durante los días en que no podían ingresar los camiones a las usinas por las protestas de los de los productores, mediante el simple sistema de silo bolsa. 
Se trata de Diego Tonini y su padre Aldo que preservaron 11.000 litros hasta que cesaron los bloqueos a las industrias, durante la última protesta por el precio de la materia prima. Igual debieron derramar 11.500 litros. “No estamos de acuerdo con el precio de la leche, pero tampoco con tirarla como medida de protesta”. 
Diego Tonini es nieto de Clemente, un piamontés que 60 años atrás puso en marcha el tambo que hoy explota junto a su padre Aldo cerca de la “triple frontera” entre Santa Fe, Córdoba y Santiago del Estero, en jurisdicción de Suardi. 
Cuando arreciaban los bloqueos a la usina, y el camión no pasaba a retirar la producción, el joven de 33 años se acordó de las bolsas en las que se acopia fertilizante líquido en el campo y pensó que podría hacer algo similar para no derramar la materia prima. Buscó en el galpón, encontró varios metros de silobolsa nuevos y puso manos a la obra. Logró conectarles una llave de paso para el ingreso del fluido, otra para la salida de aire y armó dos mega sachet de leche que le permitieron aguantar más de 11.000 litros en buenas condiciones hasta que pudo entregarlos. “Si sabía que iba a tener tanto éxito no tiraba nada”, le dijo a Campo litoral, lamentándose por los 11.500 litros que se vio obligado a volcar ante la prolongación del conflicto, cuenta la historia publicada por el diario El Litoral . 
Ingenio en la sangre 
Diego vive con su familia -esposa e hijos- en el pueblo y todos los días se traslada al campo, donde residen sus padres. Allí se crió aprendiendo todo sobre las vacas y el tambo. Lleva la marca de la estirpe gringa de la que desciende en la tonada, en esa cadencia del “ma’va”, curiosamente cercana al cocoliche que hablaban sus abuelos pese a ser la segunda generación nacida en el país. 
Otra señal del linaje piamontés: cuidar el fruto del trabajo con la vida si es necesario. De ahí que haya ingeniado semejante dispositivo. 
La empresa familiar explota dos tambos con más de 600 vacas en ordeñe que producen -en conjunto- entre 14.000 y 15.000 litros, por lo que derramar la producción un par de días hubiera significado una pérdida muy importante. “Además era una leche muy cara, porque con el daño de las heladas en la pastura se le había estado dando mucho concentrado a las vacas para mantener la producción”, agregó el joven productor. Siempre en compañía de su padre, ubicaron uno junto al tanque de frío y otro en el corral de espera. 
Al primero lo ubicaron bajo techo junto al tanque de fío y no hubo que ayudarlo demasiado a mantener la leche fresca. Pero al otro tuvieron que “abrigarlo” con una frazadas viejas que humedecieron para mejorar el efecto refrigerante. “En uno la leche estuvo 30 horas y en otro 20, siempre a cinco grados: nos ayudó que el día estuvo fresco”, recordó Diego. 
Apenas se supo del levantamiento de los bloqueos se prepararon para entregar la producción. “A las 8 de la mañana -detalló- hicimos un análisis para controlar si la leche se había echado a perder y nos dio perfecta la temperatura y la acidez”. Al rato estaba el camión sorbiendo directamente del “supersachet”. (NAP)