martes, 2 de octubre de 2012

Hay posibilidades concretas
para duplicar la producción de carnes
por Arturo Navarro 
Si definimos el marco institucional mínimo (políticas de estados) para darle previsibilidad a quienes tienen que invertir a largo plazo, el país está en condiciones de duplicar las producciones de carnes en 10 años, generando un aumento de MU$S 12.000 a 15.000 de exportación, considerando sólo el negocio de las carnes. 
Para sostener dicha afirmación analicemos los que paso en los últimos años, las perspectivas futuras y que hicieron nuestros competidores. En las últimas décadas aumentó fuertemente el consumo mundial de carnes, especialmente en los países en desarrollo y en particular en el este y sudeste asiático. 
Las perspectivas de crecimiento, en particular en los países emergentes, junto con la brecha todavía existente en el consumo de carnes entre países desarrollados y en desarrollo, permite esperar que esta tendencia continúe y se profundice (la OCDE espera M 3.200 de miembros en la clase media mundial, para 2020). 
La Argentina no es actualmente un jugador principal en los mercados de carnes, aunque sí lo es en los mercados agrícolas -como ocurre con el maíz y la soja- y en el de biodiesel. Las principales potencias en producción de carnes son también potencias maiceras. 
En efecto, cuatro potencias ganaderas representan el 73,9% de la producción de maíz y el 66,8% del consumo. Comparando producción y consumo, la participación respectiva es la siguiente: Estados Unidos 40,5 y 34%; China 19,7 y 19,3%; Unión Europea 6,9 y 7,8% y Brasil 6,8 y 5,7%. 
La Argentina podría duplicar su producción de carnes en 10 años, con incentivos adecuados y una inversión total de MU$S 7.500, un 41% de la cual podría absorberse con el ahorro de costos de transporte y comercialización que se genera al utilizar el grano internamente en lugar de exportarlo. 
Adicionalmente, el maíz y la harina proteica empleados en la producción de las tres carnes (vacuna, porcina y aviar), no pagan derechos de exportaciones o al menos no tributan las alícuotas elevadísimas que le corresponden a la materia prima. No hay base gravable para retenciones, si la carne se vende en su totalidad en el mercado interno. 
El mundo demanda carnes, y Argentina puede aprovecharlo.