miércoles, 1 de mayo de 2013

Congreso en Mar del Plata 
Al Trigo argentino se le va el tren 
El 9 y 10 de mayo, la Federación de Acopiadores reafirmará su compromiso con el más importante de los cereales, en la quinta edición de A Todo Trigo. El evento se propone poner en primer plano las problemáticas más urgentes que vive el cultivo, brindando a la vez un detallado panorama técnico y de mercado sobre este cereal y los cultivos invernales alternativos. 
“La Argentina cuenta con numerosas oportunidades para abastecer la importante demanda de trigo que se avecina en el mundo, a condición de rever su política comercial, que a juzgar por sus resultados constituye un verdadero fracaso”. Así lo afirma Leandro Pierbattisti, asesor de la Federación de Acopiadores, y uno de los especialistas que participarán de la quinta edición del congreso A Todo Trigo, organizado por dicha institución. 
El encuentro, que se llevará a cabo en el Hotel Sheraton de Mar del Plata el 9 y 10 de mayo, reunirá a especialistas de nuestro país, Estados Unidos y Uruguay para analizar en detalle la situación del cereal en la Argentina –haciendo hincapié en su vital importancia para el país– y brindar conocimientos técnicos y de mercado que permitan a los asistentes tomar las mejores decisiones sobre los cultivos de la fina. 
Según Pierbattisti, ante el importante incremento demográfico que se proyecta para el horizonte 2050 –9,5 mil millones de personas, contra las 6,9 con que cuenta en la actualidad– algunos países como Argelia y Brasil intentan desde hace algunos años aumentar sus respectivas producciones de trigo. “Sin embargo, estos países se encuentran limitados, dado que están situados geográficamente más cerca del Ecuador, con lo cual siguen dependiendo de la importación a fin de cubrir sus necesidades”, sostiene. Sumado a esto, indica, “el incremento poblacional proyectado estará concentrado en África y Medio Oriente, es decir, en regiones en las cuales las condiciones climáticas no son del todo óptimas para producir trigo”. 
En el marco de esta situación, en la que el mundo necesitará más trigo especialmente en aquellos países donde no se produce, Pierbattisti destaca el “privilegio” que tiene nuestro país “de contar con una producción situada entre los 25 y 55 grados de latitud, único rango en el que se está en condiciones de desarrollar el trigo”. 
Por otra parte, el especialista señala dos tendencias que se han consolidado en los últimos diez años en el mercado mundial, que en conjunto suman puntos para la Argentina: por un lado, la pérdida de competitividad de los exportadores tradicionales –como Estados Unidos, Australia y Francia– frente al Mar Negro, que ofrece trigos cada vez más baratos y de mejor calidad; en segundo lugar, la contra-estación, del trigo argentino respecto de la producción del Mar Negro, que permite que nuestro país padezca menos la competencia que el resto de los jugadores, “dado que la Argentina sale al mercado en el momento en que tanto Rusia como Ucrania ya han exportado dos tercios de sus respectivos saldos exportables”. 
No obstante, la condición para que la Argentina pueda cubrir la creciente demanda de trigo –que según Pierbattisti se evalúa al día de hoy en unos 20 millones de toneladas al horizonte 2020– es que pueda brindar previsibilidad a largo plazo a países importadores como Argelia o Egipto, dado que el trigo es el principal alimento de base de sus respectivas poblaciones. 
“El principal reproche que estos países le hacen al trigo argentino no es necesariamente debido a factores ligados al precio o a la calidad, sino más bien a la falta de previsibilidad que ellos tienen con respecto al país, debido a la restricción de exportaciones”, advierte Pierbattisti. En conclusión, según el especialista, las restricciones que sufre el trigo argentino no sólo perjudican a los operadores locales –que carecen de todo tipo de señal de mercado–, sino que además “afectan las decisiones que deben tomar los importadores a la hora de originar la mercadería”.