miércoles, 15 de julio de 2015

Transporte: ¿Un mismo proyecto público-privado? 
Los equipos técnicos de la UIBB, el CGPBB y la BCP entienden que el desarrollo y recuperación de la infraestructura de transporte debe analizarse y proponerse, mancomunando los sectores públicos –en todos sus niveles– y privados –en todos sus sectores–. 
Tanto en el comercio interior como en el exterior, los proyectos económicos implican una fuerte dosis de demanda de transporte, sea para los insumos de las producciones como para los productos finales. 
En Argentina, los pequeños y medianos proyectos se deben adaptar a la oferta existente de transporte y logística esté como esté la misma, mientras que los grandes proyectos, comúnmente empujados más por la velocidad que por la planificación previa, al no encontrar una plataforma que los pueda atender, deben incluir en sus costos la puesta en marcha de la infraestructura necesaria y el equipamiento para ejecutar esa logística. 
La situación se agrava cuando los proyectos tienen como origen, destino o ambos, territorios alejados de las principales metrópolis. Sufren lo que puede denominarse desigualdad concurrente: un mismo proyecto lejano a las metrópolis verá imposibilitada su ejecución o tendrá un mayor costo que si se ubicara en las mismas, o en sus cercanías. 
Así, por ejemplo, un proyecto minero diseña, proyecta y construye una ruta o un ferrocarril debiendo amortizar el total de las obras en sus propios costos, mientras que dicha obra no puede ser aprovechada por el resto de la sociedad. En cambio, si la explotación incluyera el servicio para terceros, el beneficio sería mayor, inclusive para el propio proyecto originante al repartir la amortización y los costos de explotación. 
De igual modo, el negocio de los granos, sus subproductos y productos terminados, suele soportar la desinversión del medio terrestre de transporte y, cuando por fin se realiza el costeo de una posible inversión, es sólo el propio sector el que sufre potencial o efectivamente la amortización de la infraestructura que acondicionará el Estado o un privado. Comúnmente los costos no alcanzan, y las obras no se realizan, manteniendo el status quo. 
Ejemplo de lo anterior es la parte de la red ferroviaria argentina que atiende a Bahía Blanca para el mercado de granos. Esa red no sólo conecta a otros puertos granarios sino que también sirve o podría servir a todas las otras producciones y comercios de cinco provincias. ¿Debería entonces un proyecto de reacondicionamiento ferroviario y vial considerar sólo las amortizaciones fiscales y/o por tarifa que el sector granario y sus puertos asociados movilizarían? ¿O deberían converger los estudios en un proyecto planificado e integrado de explotación y recuperación de la red por todos los tráficos beneficiados, incluso el de pasajeros? 
Aquí está el centro de la discusión: ¿Es un sector o un grupo particular el que debe planificar en función del resto de los beneficiarios por el mejoramiento del sistema? Entendemos que no, pero ante esa falta de integralidad, son los actores públicos y privados mancomunados los que sí pueden –y deben– estudiar y proponer esa visión.
Con esta lógica, el tráfico de contenedores, los proyectos petroleros en Neuquén, el potasio, las frutas, el consumo regional, los pasajeros de la región del Alto Valle, etc. englobados en una sola mirada podrían convertirse en un proyecto único que brindaría amortización suficiente y duradera para la renovación de todas las vías desde Ingeniero White hasta Zapala y Cinco Saltos. 
Bajo esta perspectiva, los equipos técnicos de la UIBB, el CGPBB y la BCP entienden que el desarrollo y recuperación de la infraestructura de transporte debe analizarse y proponerse complementariamente, mancomunando los sectores públicos –en todos sus niveles– y privados –en todos sus sectores–. Sin embargo, su concreción no dependerá sólo de estudios y proyectos técnicos, sino de la visión y el compromiso de los actores políticos, empresariales y sociales que deberán impulsarlos.
Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca