viernes, 27 de febrero de 2009

Entre reclamos y aplausos
La Presidente de la Nación estuvo ayer en Tres Arroyos en el marco del anuncio de la obra pública por mas de 200 millones de pesos.
Desde muy temprano la concentración de productores agropecuarios de toda la región aguardaron a la mandataria con globos y banderas negras en repudio a la actual política implementada contra el sector. Mas de 800 policías formaron parte del operativo para las casi tres horas en que CFK junto a la comitiva pasó por la ciudad.
Apostados a la vera de la ruta y ante un sorprendente cordón policial con efectivos de Gendarmería los agropecuarios fueron celosamente custodiados mientras movilizados oficialistas se movían con total libertad en el predio lindante al aeródromo.
Un hecho fuera de lugar se dio cuando el Senador Fernandez se acercó al grupo de productores recibiendo el repudio de los representantes del campo, allí se vivió un momento tenso ante la actitud desafiante del político que sostuvo que muchos de los que allí estaban no eran del sector.
Tras las diferentes expresiones de repudio ante la llegada de la comitiva oficial -Cristina nunca los escucho ya que el avión nunca apagó las turbinas- los productores se mantuvieron en el lugar siguiendo permanentemente por los medios radiales todo tipo de declaraciones que efectuaban los visitantes.
La Presidente toco suelo tresarroyense a las 19.10 y tras recorrer la nueva planta de la firma Agroprimus se dirigió al Club Costa Sud en donde fue recibida por una gran cantidad de personas que también a lo largo del camino saludaron a la mandataria.
En el acto propiamente dicho, descalificó a la prensa, aplicó errónamente el gentilicio "arroyeños" a los lugareños, bregó por la solidaridad y además sostuvo que los agropecuarios son los únicos que se pueden dar el lujo de no comercializar productos.
Al momento de dejar la ciudad se produjeron algunos pocos incidentes que quedaron en la nada cuando el avión presidencial tomo vuelo ante el "iluminado" reclamo agropecuario.
Muchos productores quedaron satisfechos por haberle demostrado el descontento, otros con los ojos enrogecidos de ira por las declaraciones escuchadas, no tanto.