¿Nuevos desafíos para la carne en EE.UU.?
Tras el triunfo de Trump, funcionarios, empresarios y economistas argentinos analizan los procedimientos técnicos restantes y los potenciales retos políticos a enfrentar durante la recta final del ingreso al país del Norte. Los argumentos para alcanzar la meta y la amenaza del proteccionismo.
Luego del triunfo republicano en las elecciones de los Estados Unidos, surgieron dudas en la cadena cárnica local y en los medios de comunicación acerca de si podría frenarse el ingreso de la carne argentina a ese mercado, pronosticado para los próximos meses.
“Pensamos que no habrá ningún problema. Hay un procedimiento técnico que va mucho más allá de la presidencia. Está prevista una inspección en los próximos días, la gira está preparada, los técnicos están viniendo. Si fuese la Argentina, tal vez no haríamos misiones en el exterior en la mitad de un cambio de gobierno, pero EE.UU. es otro país”, dijo a Valor Carne, el Subsecretario de Ganadería, Rodrigo Troncoso.
En ese sentido, el 28 de noviembre llegará al país una visita del servicio sanitario del USDA, que durante dos semanas, hasta mediados de diciembre, realizará una auditoría de los procedimientos que aplica el Senasa para fiscalizar los procesos industriales, verificando si son equivalentes a los estadounidenses en cuanto a inocuidad y calidad de carnes.
“No habilitan frigoríficos, analizan cómo se trabaja en la Argentina en materia de certificación de plantas y procesos, y si esto va en la línea con lo que ellos hacen allá. Es decir, que estudian los sistemas de equivalencia”, explicó.
A partir de lo visto, elaborarán un informe que enviarán a la Argentina un par de semanas después. “Si resulta favorable, ya no hay más discusión. Entonces, habrá un comunicado oficial anunciando que el mercado está abierto. Pensamos que todo el trámite estará terminado a mediados de enero”, sostuvo Troncoso, teniendo en cuenta que durante las Fiestas hay muy poca actividad. Y remarcó: “no nos preocupa que no podamos concluirlo antes del 20 de enero (fecha en que asume Donald Trump). Me parece que hay que dejar de lado la visión argentina, en donde cambia un presidente y se paraliza todo. Ahí, no es así”.
Con respecto a un potencial resurgimiento del lobby en contra del ingreso de la carne de nuestro país, el Subsecretario también se mostró optimista. “Hubo instancias anteriores en las que se evaluaba abrir el mercado. En ese momento, los ganaderos norteamericanos jugaron su partido, pero esa etapa ya se superó. Ahora, estamos en la recta final y entendemos que no se puede volver atrás”, subrayó.
Desde EE.UU.
Eugenio Díaz Bonilla, ex agregado agrícola argentino en el país del Norte y actualmente investigador en temas económicos y comerciales del International Food Policy Research Institue, con sede en Washington, coincide en que el proceso técnico de ingreso de las carnes argentinas finalizará tal como estaba previsto.
Sin embargo, Díaz Bonilla no descarta que en el nuevo escenario político puedan resurgir presiones de los ganaderos estadounidenses. “Tradicionalmente, los sectores rurales votan a los republicanos, no sólo a Trump, sino a senadores y otros representantes. Algún grupo que tenga intereses propios y quiera limitar la competencia en el mercado, podría aprovechar para volver a esgrimir su lobby pero debería hacerlo en el contexto de las reglas”, advirtió.
Como contrapartida, “la embajada argentina y el IPCVA, entre otros, deben hacer contactos y alianzas con los supermercados y restaurantes a los que la carne argentina les puede interesar, mostrando su muy buena relación calidad-precio para poder entrar a esos nichos. Es parte de su tarea”, señaló. De cualquier manera, prosiguió, “lo que vendería la Argentina es una cantidad muy menor dentro de lo que importa EE.UU. Las 20 mil toneladas que podríamos colocar dentro de la cuota, no son las 400 mil que ingresan desde Australia ni la gran cantidad que llega de México”.
El experto propuso algunos argumentos que deberían usar los negociadores argentinos ante una eventual profundización del proteccionismo. “Trump se enfoca en aquellos países con los que EE.UU. tiene déficit comercial, como China, México, y no en la Argentina con la que tiene superávit. Entonces, se les puede decir: ‘nosotros no somos parte del problema ya que les compramos más de lo que les vendemos. Les ofreceremos un producto excelente y ustedes seguirán teniendo superávit comercial con nuestro país’, razonó.
Desde la Argentina
Sebastián Rodríguez Larreta es ganadero y directivo de la Asociación Argentina de Angus, y viajó a Washington en mayo de este año buscando llegar con carnes certificadas de la raza apenas se abra el mercado norteamericano. Para ello, se reunió con funcionarios del USDA, importadores, procesadores y ganaderos, y vio un contexto muy favorable para el regreso de la carne argentina de calidad.
“Ahora, tras el triunfo de Trump, las opiniones de los estadounidenses continúan siendo positivas para la reanudación del comercio”, contó a Valor Carne al regreso del Congreso Mundial de la Carne que se realizó hace pocos días en Uruguay.
En el simposio hubo más de 700 referentes de la actividad de 37 países de América, Europa, Asia y Oceanía. “Las elecciones fueron en la mitad del evento y cuando ganó el partido republicano todos coincidieron en que esto no afectará el mercado de la carne ni habrá marcha atrás con el trámite de ingreso de nuestro producto. EE.UU compra un millón de toneladas por año y vende otro tanto, y en este proceso generan valor: mueven los puertos, las rutas, la logística y el trabajo. Además, la Argentina ya está encaminada para mantener una relación más fructífera con el país del Norte, no veo porqué vayan a frenar lo poquito que les vamos a enviar”, argumentó. Más aún, “una de las conclusiones del congreso fue que el comercio mundial de carne seguirá en aumento”, resaltó Rodríguez Larreta.
Una mirada más amplia
Martín Piñeiro, productor agropecuario y Director del Comité de Agricultura del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, puso la temática del ingreso de las carnes argentinas a los Estados Unidos en el contexto global.
“Entre los analistas, hay consenso de que los ejes de la política internacional de Trump serán intentar debilitar las organizaciones internacionales, aproximarse a regímenes autoritarios y profundizar el proteccionismo. Para los dos primeros lograría el apoyo del partido republicano, pero para el tercero a mí me parece que no”, advirtió.
En ese sentido, continuó, “por más que haya dicho todo lo que conocemos acerca de proteger su mercado, son los republicanos los que han votando las leyes que llevan hacia la apertura comercial. En el Congreso, a la hora de tratar iniciativas sobre globalización, Barack Obama consiguió más respaldo de ese partido que de los propios demócratas. Entonces, habrá importantes limitaciones para lo que realmente pueda hacer”, opinó Piñeiro.
Refiriéndose propiamente a la carne vacuna, el economista también mostró una visión optimista. “EE.UU. compra y vende grandes volúmenes, pero las importaciones netas de carne son menores. ¿Cuánto puede afectar eso al empleo americano, una de las variables bajo la mira? Creo que muy poquito”, dedujo. Y agregó: “dado que los estados del centro del país, donde se produce el ganado, mostraron gran apoyo al partido republicano, el lobby sectorial podrá tener alguna nueva influencia pero no como para cortar un proceso de apertura que ya está tan adelantado”.
En este escenario, Piñeiro piensa que la Argentina debería tener una estrategia muy precisa en los Estados Unidos no sólo para capturar mayor valor sino para evitar resistencias de los ganaderos locales. “Habría que abocarse al Grass Fed Beef o cortes de animales criados a pasto, un nicho muy importante, que con los modelos productivos estadounidenses es cada vez más difícil de abastecer. Pienso que estos productos tendrán más aceptación que las carnes tipo commodities”, finalizó.
Por Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne.