lunes, 7 de julio de 2014

Soy optimista ¿puedo? 
Lic. Jorge Ingaramo. 
Terminó el primer semestre, el de la devaluación, la pax cambiaria, la suba de la inflación y la recesión confirmada. De repente, comenzó la corrección para “pagar la fiesta”. Llevamos cinco meses de aplicación de un “no – Plan”. 
Estamos en medio de una negociación con los buitres que, por ahora, está arruinando (sobre todo por su impacto local) lo mucho que se había hecho para reinsertar a La Argentina en el mundo. Hay mucha mala onda, que merece ser explicada: 
- La devaluación corrige parcialmente el atraso cambiario, permite el ajuste fiscal por el lado de los ingresos (mayores recaudaciones por Aduana), pero tiene un inevitable sesgo recesivo, sobre el consumo interno. Todavía no se ven los resultados de Balance Comercial ya que, a consecuencia de la pésima política agropecuaria de los últimos siete años, los ingresos por exportaciones del primer trimestre, fueron lamentables. Encima, el Gobierno se equivoca con los mini-ajustes. 
- Para que la devaluación sea efectiva hay que subir la tasa nominal en pesos, bajar la circulación de dinero, inducir a las colocaciones en dólares en el sistema financiero y hacer que se reemplacen depósitos corrientes por plazos fijos, reduciendo el impacto del impuesto inflacionario sobre los depósitos a la vista y el circulante. Al último Informe del BCRA, la circulación monetaria había caído 3,9% en seis meses. Con unos precios creciendo al 15,5% como mínimo, da un menor poder adquisitivo del circulante, del 19% en términos reales. Pavada de efecto recesivo. 
- Hay dos factores exógenos (inmanejables): se deterioraron los Términos del Intercambio Externo, por baja de las commodities y suba del precio del gas y se demoró 50 días la cosecha de soja y todavía falta trillar la mitad de la de maíz. 
- La reinserción en los mercados de capitales fue rápida hasta el 16/6 pasado (negativa de la Corte). YPF colocó el 1/4, antes de que el Gobierno le pagara a Repsol, MU$S 1.000, a diez años, a una tasa de 8,75%, recibiendo ofertas por cinco veces ese monto, exactamente el valor del Plan Anual de Inversiones para 2014 (MU$S 5.000). Por ese entonces, el riesgo país de YPF era de 620 puntos, unos 117 menos que los del Tesoro Nacional. El 8/5 se le pagó con Bonos a Repsol. Al 13/5, J. P. Morgan le compró todos los Títulos, con un mínimo descuento. O sea que “hay demanda”. Ya se había arreglado con el CIADI y publicado el nuevo ÍPCNu, cuando se refinanció la deuda con el Club de París. El viernes 13/6, el riesgo país había caído, interanual, un 40%, a 708. Luego estalló el problema buitre, que ya debería estar resuelto con la intermediación de un banco (o un Club) en la compra de los Títulos que, inevitablemente, el Gobierno Nacional deberá emitir. Al 1/7 era menor (697: los mercados, tranqui). 
- No se publicaron los resultados del Tesoro del segundo trimestre. Pero hay un Plan de endeudamiento en el mercado local (ANSES y Bancos no hacen olas) que reduce la necesidad de emisión inflacionaria. El Banco Central mantiene los Adelantos al Tesoro, en un valor similar al de fines de 2013. La expansión de Base, para el Tesoro, anualizada, apenas alcanza el 1,1% del PBI (3,7 % en 2013) y podría reducirse si siguen aumentando los ingresos vía Aduana, por la declaración de la soja. 
- Gracias al retiro parcial de emisión para al Tesoro, el Central compró más de MU$S 2.800 de Reservas netas, en el 2do. trimestre. La tasa de interés había empezado a bajar cuando se produjo la infausta pelea Kiciloff versus Fábrega, rápidamente resuelta, no sin antes experimentar una tonta corrida. 
- La política de ingresos es mala. Julio comienza con aumentos en las naftas y en el transporte en el Gran Buenos Aires. Se ajustaron, tarde y mal, la Asignación Universal por Hijo y las jubilaciones mínimas. Se demoró el cierre de paritarias y no se resolvió el mínimo no imponible de Ganancias a los asalariados. Ningún laburante sabe cuál es su capacidad adquisitiva “neta” y su potencial para el endeudamiento. Ahorra lo que puede, a raíz de la incertidumbre creada por el “no - Plan”= más recesión. ¿Y el optimismo?. 
- Mal o bien, se verá en julio, el efecto aguinaldo. También el “soja y suerte”. - Falta vender el 60% de la soja y casi todo el maíz, lo que dinamizará la demanda de los agricultores (autos, máquinas, ladrillos, turismo, etc.) y de los rentistas.. 
- Seguirá bajando el riesgo país (hoy es menor al que existía antes de la negativa de la Corte). Pese a los defaulteadores, habrá arreglo en julio y no se cambiará la sede de pago ni el Tribunal, por que eso abortaría el plan de inversiones de YPF. El Gobierno emitirá los Títulos que resulten de la negociación “mediada” y un banco intermediario o un Club, los comprará –en parte- cash, permitiendo pago a buitres, que saben que su única opción es evitar el default. Piensan como Griesa. 
- El tercer trimestre, por las razones mencionadas, será mucho mejor que el segundo. Se “dará vuelta” la Cuenta Corriente Externa negativa que vimos en el primero, por aumento de las exportaciones, menos salida de capitales y el ingreso de una parte de los MU$S 4000 del Plan de YPF. Resuelta la cuestión buitre, el riesgo país debería bajar de los 697 pp. actuales a 200 más de lo que paga Uruguay, es decir unos 370 pp antes del 31/10. 
- Si se conocieran resultados fiscales halagüeños, que es posible, bajaría la inflación esperada a 1% mensual para el segundo semestre. El año puede cerrar en el 24%, o sea la actual tasa de interés implícita en la política contractiva del Central. El cronograma de baja de tasas podría acelerarse mientras el Central compre en el tercer trimestre, MU$S 3.000 de Reservas adicionales (soja) y asegure los pagos al Club de París y a los hold outs, si hubiera que oblar cash. Los 4000 de YPF son aparte. Y habrá inversión privada externa, si los de París quieren cobrar la segunda cuota (mayo de 2015). 
En definitiva, hay demanda por los Títulos argentinos y hay más soja que el año pasado. Si con esta combinación, más la inversión externa y la inevitable mejora en la praxis de política económica, no hay derecho a ser optimista; entonces ¿qué?.