jueves, 17 de diciembre de 2015

Eliminar derechos de exportación,
sólo el primer paso para las carnes
Un informe de FADA destacó el potencial de las cadenas bovina, aviar y porcina y aseguró que con políticas de apoyo al sector, en 2019 podrían sumar 4.900 millones de dólares más de ingresos 
La noticia de la eliminación de las retenciones que ayer dio a conocer el presidente Mauricio Macri desde Pergamino, y que se concentró mayormente en los granos, también tuvo impacto en las carnes. El sector esperaba esa medida junto a otro tipo de políticas complementarias para volver a recuperar el terreno perdido, especialmente en los mercados internacionales donde la Argentina ha retrocedido en los últimos años sin cumplir con la cuota Hilton y perdiendo en el ranking de países exportadores. 
Del segundo o tercer lugar del podio mundial, el país ocupa el décimo actualmente. Ante esa situación, ayer un estudio difundido por FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) reflejó el estado actual de la actividad, su proyección para los próximos años y elaboró una serie de propuestas para potenciar el mercado. 
Entre los puntos centrales del informe se destaca que Argentina podría volver a posicionarse entre los cinco principales exportadores y que el consumo de carne vacuna en el mercado interno seguiría en baja en los próximos cuatro años. A su vez, el pollo crece en la dieta y el cerdo se consolidaría como revelación ya que podría aumentar un 50% su producción. 
Cambio de hábito 
“¿El argentino podría cambiar el bife por la pechuga? Las proyecciones indican que el consumo interno de carnes vacuna bajaría. Para el 2019 consumiremos 5 kilos menos por habitante, pero el consumo de carnes total aumentaría en 3 kilos, hasta los 113 por habitante por año. 
Actualmente la carne vacuna representa más de la mitad de lo que consume cada persona en relación a otras carnes, pero en cuatro años bajaría a menos de la mitad. Hoy consumimos 60 kilos por habitante, para el 2019 bajaríamos a 55 kilos”, expresó el informe de FADA. 
El pollo, por su parte, avanza fuerte en la dieta: el estudio también registró cómo la carne aviar ha ido ganando terreno. En el período 2001-2014, pasaron de consumirse de 25 kilos a 40 kilos por habitante, convirtiéndose en la segunda carne más elegida a nivel nacional. Y prevén que, en cuatro años, aumentará 5 kilos más por persona, en reemplazo de la baja de la carne de vaca.
El cerdo, en tanto, es la revelación de acuerdo a FADA. “La carne porcina daría la nota. Su producción podría aumentar en un 50%. Este incremento también tendría impacto sobre un aumento en el consumo interno, de 10 kilos que cada habitante consume al año, pasaría a 13 kilos”, subrayó. 
La Fundación destacó que para potenciar más las carnes argentinas, eliminar los derechos de exportación es sólo el primer paso y debería sumarse la quita de las restricciones e intervenciones para la comercialización interna y externa, acompañado de una política de exportación y apertura de mercados agresiva. 
“Promover la producción mediante pre-financiamiento de exportaciones y desgravaciones impositivas para retención y adquisición de vientres y madres, y para aumentar el peso de faena en el caso de la cadena bovina. Impulsar inversiones mediante créditos a tasa subsidiada y un régimen de amortización acelerada destinados a inversiones en establecimientos de cría, engorde y faena”, señaló el estudio. 
Más empleo 
Según se indicó en el informe, las cadenas cárnicas tienen un enorme potencial generador de empleo y podrían crear trabajo para toda una ciudad como Villa Carlos Paz. “Con la aplicación de las medidas antes mencionadas, las cadenas cárnicas podrían crear 70 mil nuevos empleos genuinos”, explicó FADA. 
Actualmente, el círculo de la carne ya genera 637 mil puestos de trabajo, con estas proyecciones llegaría a 706 mil empleos en 4 años. “Cada una de las cadenas podría incrementar su producción y generar un efecto multiplicador en el empleo, el consumo, las exportaciones y el ingreso de divisas derivadas de éstas”, apuntó. Se podría lograr un incremento de la producción global pasando de 5 millones de toneladas en 2014, a 6,5 millones de toneladas en el 2019, manteniendo estable el consumo per cápita total y generando mayor volumen exportado. Esto también generaría un incremento del ingreso de divisas: para el 2019 ascendería a 6.782 millones de dólares. En el 2014 fue de 1.880 millones de dólares.