jueves, 31 de diciembre de 2015

Señales que fortalecen la esperanza 
Una conjunción de factores del país y del mundo impulsa el despegue de la ganadería argentina. Que la cadena cárnica afiance sus consensos, se consolide y exprese su potencial
Finaliza 2015, un año histórico para la cadena cárnica. Desde su inicio, las expectativas por el cambio de gobierno se reflejaron en la creciente tendencia a retener hembras y a postergar la venta de machos llevándolos a un mayor peso de terminación. Este proceso, alentado por precios que avanzaron más rápidamente que la alta inflación, llegó a un punto culminante cuando se confirmó el triunfo electoral de Cambiemos. 
Inmediatamente después, se eliminaron los derechos de exportación de la carne y se liberó y unificó el mercado de cambios, dos de las grandes rémoras que pesaron sobre el sector por muchos años. A los pocos días se derogaron los ROEs, instrumento de freno a los embarques. 
Estas medidas lograron que la carne argentina se ponga a tiro en la competencia internacional, dada la drástica reducción de los costos en dólares de la industria frigorífica con la ventaja adicional de haberse mejorado al mismo tiempo el ingreso de los productores. Si bien hoy el novillo argentino sigue siendo el más caro de la región, la brecha de más del 100% se achicó al 30%. La mayor racionalidad en la política económica que se puede esperar del actual Gobierno permitirá, de a poco, ir teniendo un tipo de cambio más competitivo. 
En este marco, la participación argentina en la cuota 481 de la Unión Europea tiene muchas más probabilidades de incrementarse y, paulatinamente, se podrá ir cubriendo la desaprovechada cuota Hilton. 
Viento a favor 
El mercado internacional de la carne resistió considerablemente mejor que cualquier otro commodity a la baja generalizada de precios, debido a la firmeza de la demanda y a las dificultades para aumentar rápidamente la producción en casi todos los países. Mientras los granos y materias primas minerales cayeron entre 30 y 50% en los últimos 2 ó 3 años, los valores FOB de la carne se ubican apenas un 10% por debajo del último pico, que se registró sólo en 2014. 
La ganadería argentina gozará de una fase de buenos precios que darán un contexto favorable para profundizar la inversión, lo que permitirá progresar en la mejora de la productividad, por cierto, una asignatura pendiente. 
Una cuestión alentadora es la próxima apertura del mercado estadounidense para las carnes crudas, enfriadas o congeladas, lo que sin duda ayudará a la puesta en vigencia de la habilitación canadiense. 
Así las cosas, el Senasa tendrá más elementos para avanzar rápidamente en negociaciones sanitarias con países que impiden el ingreso de carnes argentinas como México, Japón, Corea del Sur y Taiwán, además de acelerar el acceso de carne enfriada a China y a Rusia en condiciones favorables.
En tanto, el nuevo clima político argentino permitirá dar impulso a la negociación Mercosur-Unión Europea por un tratado de libre comercio, así como a otras vitales para la competitividad de la región. 
Otra buena noticia es que, hace pocos días, 160 países asistentes a una reunión de la OMC firmaron un acuerdo para que -a partir de 2018- se prohíban los subsidios a la exportación de productos agropecuarios en los países desarrollados, una práctica que durante muchos años significó una competencia desleal para las naciones productoras de alimentos como la Argentina. 
Ante este panorama, es importante tener en cuenta en qué situación se encuentra la cadena de ganados y carnes para que el país pueda volver a ser uno de los exportadores más importantes del rubro. Existe un núcleo “duro” de frigoríficos de máximo nivel sanitario en condiciones de ir tomando las oportunidades que vaya presentando el mercado internacional. Este grupo se irá ampliando con inversiones atraídas por las nuevas reglas de juego y las esperables exigencias para alcanzar un estándar sanitario mínimo en todas las plantas del país. 
Sin embargo, el aumento en las ventas externas no será tan significativo en 2016 por la escasez de oferta de ganado para faena con las condiciones que exigen la mayoría de los importadores, pero tendrá un avance más firme y voluminoso en 2017 y los años sucesivos. 
Del consenso 
No es casual que en 2015, por primera vez en muchísimos años, se haya logrado una propuesta de política integral de ganados y carnes, que llevó la firma de 22 instituciones representativas de todos los eslabones de la cadena. Es un hecho alineado con el resurgir de la esperanza y la voluntad del conjunto de la sociedad y su dirigencia para que el país pueda despegar y expresar su potencialidad. 
Esperanza, tampoco casualmente, es el nombre de la primera colonia agrícola del país. Fundada en 1856, en Santa Fe, por 200 familias suizas, alemanas, francesas y belgas, poco a poco se fueron sumando italianos, españoles, polacos y rusos, todos ellos atraídos por la riqueza de las tierras. Ahí, hace 160 años, hablando distintas lenguas, que podrían haber llevado a que no se entendieran entre sí, superaron las diferencias con una idea en común: producir alimentos en una república que ofrecía igualdad de oportunidades. La misma esperanza que hoy alberga la ganadería argentina de cara a 2016.
Fte.: Valor Carne