La cosecha fina está contra las cuerdas
En una de las zonas mas importantes del Sudeste Bonaerense, los cultivos de Trigo y Cebada fueron castigados por el clima
El ingeniero Horacio Forján fue contundente para definir la situación de la fina: "Esto es un verdadero calvario para los cultivos". El técnico de la Chacra Experimental Integrada Barrow agregó: "El panorama es bastante preocupante y muy complicado. La fina ya está definida y los resultados van a ser bastante desalentadores".
"El trigo y la cebada van a tener una merma del rinde potencial, en primer lugar porque se sembró en promedio un mes más tarde de la fecha óptima y ahora, por falta de lluvia, porque están en pleno llenado de granos. Esto se va a traducir en una merma de rinde entre un 10 y 30%", aseguró el ingeniero Luciano Piloni, Asistente Técnico Regional de Aapresid Tres Arroyos.
"En una semana se comenzará a cosechar y este adelanto de la fecha de recolección, consecuencia de no llover, trae acarreado un menor rinde y también menor calibre de los granos. Estos efectos se ven tanto en trigos como en cebadas, el nivel de afectación depende de las zonas y de las fechas de siembra, siendo las más tardías las más afectadas. También hay severos daños por heladas tardías", explicó el ingeniero Darío Tumini, Jefe Zonal Técnico de Venta de Agro Servicios Pampeanos.
Este es el escenario que presenta la campaña de fina a días de comenzar la cosecha. Un ciclo que había empezado complicado por el atraso que tuvo la trilla de la gruesa 2015/16 debido a las lluvias y al exceso de humedad del otoño y el invierno. Entonces, esa condición que molestó por la abundancia en el arranque, complicó la evolución de los cultivos por la escasez.
Los datos de la Estación Meteorológica de la CEI Barrow son elocuentes: en octubre en la Chacra llovieron 49,2 milímetros, cuando la media del mes son 70,2; en noviembre, en tanto, las precipitaciones fueron de 18,9, frente al promedio de 80 milímetros que se contabiliza desde 1938. Es decir que al bimestre que es fundamental para cebadas y trigo le faltó más de 80 milímetros.
Ahora bien, en el acumulativo de los 11 meses que llevamos de 2016, el déficit respecto a la media es de sólo 20 milímetros, lo que deja al descubierto que en el caso de Barrow el gran problema fue la distribución de las lluvias más que la cantidad de agua caída.
"El acumulado de precipitaciones es muy irregular ya que los frentes fueron ocurriendo sin uniformidad. Tengo establecimientos puntuales con déficit de entre 220 y 250 milímetros respecto al año pasado, pero la característica más grave de este 2016 es la mala distribución, porque la mayoría de las lluvias se produjeron en el primer semestre del año", comentó Tumini.
En el caso de los campos asesorados por Piloni, "en general hay un 10% menos de lluvia, donde las mayores diferencias se ven de la ruta 3 hacia la costa". Y agregó: "La mayor dificultad fue la distribución ya que desde agosto hasta la fecha en la mayoría de los establecimientos no recibimos lluvias mayores a 30 milímetros, y con octubre y noviembre con precipitaciones menores a lo normal".
Forján se encargó de analizar lo que ocurrió con las lluvias en los ensayos que él comanda en Barrow. "Venimos con registros pluviométricos muy bajos: julio, 32; agosto, 4; setiembre, 40; octubre, 48 -con la última lluvia el día 15-. A partir de ahí solo llovieron 12 milímetros el 2 de noviembre y se cortó", describió el ganador de la Espiga de Oro en 2015.
Al poco aporte de lluvias, hay que agregarle las heladas que castigaron a los cultivos a fines de octubre.
"Lo más afectado en rinde por falta de agua es el trigo, en la cebada es menor el daño, pero fue más afectada por la helada del 28 de octubre, donde en algunos bajos se observan daños del 50%", indicó el ingeniero Piloni.
Fue Forján quien abrió el panorama y es Forján quien lo cierra: "En esta semana se ha visto un aceleramiento de los ciclos que ha echado por tierra toda esperanza de que los cultivos logren un buen rendimiento. Creo que el daño se ha dado en forma muy similar para cebadas y trigos. Suponiendo que el número de granos no haya sido afectado, lo que sí es seguro que vamos a tener granos pequeños y en el caso de la cebada, bajo calibre", finalizó.
La gruesa también lo pasa mal
La campaña de gruesa está sufriendo también con la falta de lluvias. "El maíz y los girasoles que se sembraron temprano -entre fines de setiembre y mediados noviembre- ya están implantados y su desarrollo dependerá de las lluvias venideras. En cuanto a la soja, la implantación es menor ya que las siembras tempranas no superan el orden del 30% concentrándose en el mes de noviembre. Aunque por la falta de precipitaciones y la pérdida de humedad que ocurre en esta época del año, hizo que no se esté sembrando en la mayoría de los casos", comentó el ingeniero Darío Tumini.
"La soja es la más afectada ya que es el cultivo más exigente en humedad de suelo para su implantación. Y hay que tener en cuenta que la semilla que se cosechó la campaña pasada no tiene la mejor calidad, por esto las condiciones de siembra deben ser muy buenas. Si las precipitaciones se normalizan se puede solucionar", explicó el ingeniero Luciano Piloni.
"Algunos productores, que manejan una mayor escala, se han arriesgado a sembrar a la espera de una futura lluvia. Esto es bastante riesgoso porque la lluvia puede ser muy escasa, que moje los primeros centímetros y permita la germinación, pero luego el brote se seca si no consigue satisfacer sus requerimientos", advirtió el ingeniero Horacio Forján.
La Voz del Pueblo