viernes, 5 de julio de 2013

Carga Impositiva
Con la presión por las nubes 
En una jornada de análisis, especialistas coincidieron en que con la carga impositiva actual la producción es casi inviable. La presión fiscal que soportan los productores es superior al promedio de la economía, oscilando entre el 70% y el 85% del resultado antes de tributos 
Organizada por el diputado nacional Lucio Aspiazu (UCR-Corrientes), se realizó en la Cámara de Diputados la jornada "Impuestos al agro: pro y contras", en la que disertaron especialistas destacados de la talla del abogado Juan Pedro Merbilhaa, el contador Santiago Saénz Valiente y Ricardo Negri (h), jefe de Investigación y Desarrollo del Movimiento CREA. 
En el contexto de esta charla el veredicto de los expositores fue unánime: con una presión impositiva al campo cercana al 80/85%, la producción agropecuaria es casi inviable. "Con niveles de presión impositiva que bordean el 80 o el 85%, la producción agropecuaria se está volviendo inviable. El sector necesita oxígeno para seguir generando riqueza en la patria grande, como Congreso debemos pensar formas de alivianar la carga tributaria enorme con la que cargan los agricultores", señaló Aspiazu. 
El primer disertante fue Juan Pedro Merbilhaa, asesor legal de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) quien habló del actual sistema de leyes que permite desequilibrios y abusos en materia impositiva. Luego llegó el turno de Santiago Saénz Valiente, quien aseguró que "cada vez hay más productores saliendo del sistema debido a la altísima presión impositiva. Estamos hablando de que un productor promedio tiene una carga impositiva, entre impuestos nacionales, provinciales y municipales que llega al 85%". 
De acuerdo a Saénz Valiente, "entre los impuestos nacionales, las retenciones son claramente las más confiscatorias" y "es necesario reinstalar el ajuste por inflación, debido a que la ausencia de este ajuste genera ganancias ficticias". Para el experto, "hay que establecer alguna medida para hacer este ajuste, cuya normativa existe pero está suspendida. Este no es un tema menor, debe plantearse en forma urgente porque cada año tiene peores efectos". 

Seguidamente, Sáenz Valiente propuso una serie de cambios a aplicar para mejorar el esquema impositivo actual. "En primer lugar, sin dudas hay que reducir las retenciones, más con un dólar en este valor. No hay motivo alguno para mantener este impuesto. Luego se deben actualizar los mínimos y los topes, y aplicar el indispensable ajuste por inflación. También debemos eliminar el impuesto a los Bienes Personales, reemplazándolo por un impuesto al Patrimonio Neto, excluyendo los bienes productivos. Se debe además eliminar el famoso Registro de Operadores de Granos por ser inconstitucional, y reemplazarlo por otro mecanismo de control, y transformar todos los saldos de IVA en libre aplicación extensiva a todas las deudas fiscales", sintetizó el especialista. 
"La presión fiscal que soportan los productores es superior al promedio de la economía, superando el 75% del resultado antes de tributos. En empresas agrícolas que trabajan sobre campo alquilado y algunas regiones esa presión supera el 120%. Pero el impacto es más difícil de medir en las comunidades, considerando que el 70% de las inversiones y gastos de los agricultores se realiza en la ciudad más cercana al establecimiento. Las comunidades son las que más pierden", destacó Negri (h) en su charla. De acuerdo a Negri, la presión fiscal sobre resultados en las diferentes regiones agrícolas oscila entre el 85% y el 70%. 
Por otro lado, los descuentos comerciales (como los aplicados al trigo y al maíz, que significan transferencias del agricultor hacia otros sectores de la cadena), que no son impuestos pero impactan en las finanzas del productor, alcanzan una presión que va del 2 al 11%. Sumados ambos factores (presión fiscal pura + distorsiones comerciales), la presión total sobre el productor oscila entre el 76% y 89%. 
La frutilla del postre 
"La presión fiscal que sufre el sector es enorme, el productor no puede trasladarla y por ende la absorbe", indicó el contador Rogelio Echemendi. Y sumó otro aspecto al análisis, de vital importancia: "La inflación es la frutilla del postre, ya que va por encima de la cotización del dólar, por ende los ingresos del productor en términos monetarios se devalúan. Y con la inflación, los costos internos aumentan relativamente más que los productos del agro". 
El secretario de la Sociedad Rural de Tres Arroyos dio un ejemplo para describir el impacto de la inflación: "El servicio de cosecha en 2005 costaba US$ 30, con una soja de US$ 180 (es decir 166 kg.), hoy cuesta US$ 70, con una soja de US$ 320 (es decir 218 kg.). La mayor demanda internacional que eleva el precio del producto no compensa el aumento de costos internos, y eso es impuesto inflacionario".
LA Voz del Pueblo