viernes, 4 de septiembre de 2015

Apostar a la ganadería en área triguera 
A pesar de estar a 100 kilómetros del puerto, Esteban Currás optó por no sembrar en esta campaña y se volcó de lleno a la hacienda. Cuenta el manejo que le dio a su campo. 
Hablar de las dificultades que afronta el Trigo sería ser reiterativo. Cuando los costos aumentan y el cereal se vende a un bajo precio, los productores encuentran en la ganadería una salida para dejar pasar la campaña de invierno y volver a sembrar para la de verano, donde habrá un nuevo gobierno, con toda la expectativa que genera acerca de producirse ciertos cambios en la política agropecuaria. Incluso, esto se da en la zona núcleo, un área donde se sacan los rindes más altos de Trigo a nivel país. 
Es el caso de Esteban Currás, un productor de Coronel Dorrego que decidió volcarse de lleno a la hacienda. "Decidimos achicar todos los gastos. Al ser campo bajo tenemos ganadería y vamos tirando. Para el Trigo lamentablemente no te da ningún número. Estamos a 100 kilómetros del puerto de Bahía Blanca y el Trigo no llega a los 700 pesos la tonelada", se lamenta el productor, en diálogo con Infocampo. 
Junto a su esposa, la ingeniera agrónoma Ana Inés Errazquin, manejan un campo de unas 1.200 hectáreas, mitad destinada a la actividad agrícola y la otra mitad a la ganadería. "Me costó un montón tomar esta decisión. Este es un campo familiar que manejó mi abuelo y nunca se había dejado de sembrar, este es el primer año que no se sembró. Si no tenés hacienda, te vas para un precipicio", agrega, y asegura que han quedado muchos productores en el camino. 
En consecuencia, Currás decidió apostar a alcanzar una mayor eficiencia en la ganadería. Actualmente, cría raza Aberdeen Angus en un campo que tiene un terreno variado. Por ejemplo, cuenta con una gran porción de campo bajo, con todas las limitaciones que eso implica a la hora de hacer ganadería. 
"Se destina una vaca por hectárea en campo bajo", cuenta, lo que le diluyó la carga de animal por hectárea. Actualmente, Currás hace ciclo completo, aunque describe ciertos problemas que deben enfrentar en el tema números: "La invernada vale más que el gordo, y ahora la sacamos en marzo. La hembra se selecciona y casi toda va a inseminación de 15 meses. Y en novillito estamos ahí, porque vender un novillo a 18 meses y la invernada te la pagan 25/26 no sé hasta dónde te da el tiempo para engordarlo. Conviene no llegar a engorde. Hace tiempo que la cría vale mucho más que la invernada". 
Currás aplica una línea de genética moderada por estar en campo bajo, dado que no le permite tener Angus grande. Respecto del índice de preñez, el productor asegura que alcanza un 90% y que este aumenta haciendo un destete precoz en vaquillona y con segundo servicio. Además, asegura que tienen controladas todas las enfermedades.
Sobre el tema salida cuenta que a los toros "se le da cobre cada 3 meses en general". "Estamos haciendo mucho hincapié en los antiparasitarios y cambiamos las drogas porque están con problemas de resistencia. El año pasado tuvimos un problema de parasitosis que no hacía el efecto porque tomaban resistencia los parásitos", agrega. 
Sobre la alimentación, explica: "El animal está en campo bajo. Cuando se hace el destete, si no se vende, hacemos verdeos de avena y centeno, que andan muy bien acá por ser una zona seca. En la parte alta, por ambiente hay partes se le dan rollos de alfalfa de buena calidad". 
Por último, cuenta que cuando se trata de comercializar los animales, "lo que es el gordo se manda al Mercado de Liniers, mientras que la invernada se maneja por Bahía Blanca". Y reflexiona: "Las cargas impositivas son altísimas". 
Por Agustín Monguillot, Semanario Infocampo