lunes, 9 de mayo de 2011

El trigo sigue siendo clave en los cultivos
Argentina tiene mucha genética de este cereal, pero muchas veces falla la sanidad
Pese a que las condiciones climáticas del actual ciclo no son las mismas que las del anterior, este cultivo es clave en el desarrollo de cualquier proyecto agrícola que se desarrolle en la región pampeana.
La variabilidad de rinde por el manejo de factores tecnológicos es muy grande. La variedad más utilizada en el sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires es ampliamente superada por varias del mismo ciclo. Lo mismo sucede con los ciclos cortos.
“Tenemos que dejar la cultura de la receta y del promedio, y entrar en la cultura de la estrategia y el aprovechamiento de la variabilidad”, reclamaron en A Todo Trigo.
El Salón Plenario de "A Todo Trigo 2011" estuvo destinada a analizar los mecanismos que permitan a este cultivo recuperarse e integrarse definitivamente a los sistemas de producción.
El punto es que el productor no está manejando óptimamente los procesos durante la siembra. “Tenemos que dejar la cultura de la receta y del promedio, y entrar en la cultura de la estrategia y el aprovechamiento de la variabilidad”, sostuvo el especialista Rodolfo Gil, especialista del INTA Castelar.
Emilio Satorre, docente de la UBA, investigador del CONICET, PhD en Ecología de Cultivos en la Universidad de Reading (UK) y coordinador académico de la Unidad de Investigación y Desarrollo de AACREA, sostuvo que, si bien el clima tiene una incidencia de un poco más del 30% sobre la variación de los rindes promedios, la verdadera clave está en mejorar los procesos técnicos a la hora de la siembra: elección de la variedad, nutrición y manejo de enfermedades.
En la charla “Avances y retrocesos del trigo en los sistemas de producción de Argentina”, el especialista aclaró que la principal limitante es el clima.
Si bien el año pasado se mostró atenuado, el clima aporta una variación que alcanza los 1.500 kilos sobre un promedio de 5.000 en los rindes (casi un 30%). Pero esa realidad, se alimenta con un mal manejo de otros factores. El 16% de la variabilidad del rinde, por caso, depende de la elección de la variedad, mientras que un 8% está condicionada por la nutrición.
El ejemplo de Satorre fue contundente: “la variedad más sembrada en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe hoy es ampliamente superada por todo el rango. Lo mismo sucede con los ciclos cortos. Argentina tiene genética para altos rendimientos, pero no la usa porque muchas veces no viene acompañada de una sanidad adecuada. La calidad de manejo que logremos para esa variedad va a ser la diferencia”. (NAP)