El "Niño deberá esperar"
Lejos de ser una cuestión relacionada con el control de natalidad, la afirmación es muy bien recibida por sector agropecuario del sudoeste bonaerense: seguirán las lluvias en un nivel bueno para los cultivos y los precios internacionales (por el momento) no se plancharán.
“El fenómeno de La Niña prácticamente se puede descartar. Estamos entre un neutral cálido y un Niño débil; y nos convendría más el primero de ellos”, aseguró el ingeniero Eduardo Sierra, consultor privado y profesor de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícola (UBA).
“La perspectiva es la de un año cercano a lo normal, un poco irregular en la marcha de las lluvias, porque tendremos un agosto y septiembres secos -situación que vendría bien a los cultivos-; seguidos de un octubre muy lluvioso; después, hasta marzo, las precipitaciones serían menos equilibradas por la evaporación; y en marzo/abril tendremos un pico de precipitaciones de otoño, que sería normal”, aclaró.
Desde el punto de vista térmico -manifestó el ingeniero agrónomo-, la campaña 2014/2015 tendría un final temprano de las heladas, con tiempo cálido en verano, y heladas tempranas en marzo del año que viene.
“Es decir, no se ven situaciones de riesgo extremo que podrían llegar con un episodio El Niño. Es un pronóstico de condiciones bastante bueno”, manifestó.
“Por el momento tenemos una buena situación de partida, con suelos con buena humedad y napas altas. Además, da la impresión de que se disipa la posibilidad de la llegada del fenómeno El Niño y toda la lluvia que traería, que se sumaría al agua que ya cayó”, añadió.
Sierra explicó que las lluvias que se dieron durante este año -y las próximas- se debieron a la llegada de una corriente marítima desde Brasil.
“Se dio un gran cambio climático a partir de 2007, relacionado con dos índices climáticos que se vieron modificados: la temperatura del océano Atlántico, que pasó a estar caliente y nos da un régimen muy irregular sobre el litoral fluvial y marítimo -por momentos viene la lluvia y por otros estamos en una situación de bloqueo en la cual no hay precipitaciones-; el otro es un crecimiento de la barrera de hielos antártica -que está en un punto máximo-, asociado a un aumento de la circulación polar”, explicó.
“Como agosto y septiembre serían dos meses con menos precipitaciones, los campos se orearían. Entonces, cuando lleguen las lluvias de octubre los suelos tendrían la capacidad de captar agua”, consideró.
Fte: La Nueva