En Expoagro, muchos productores prestaron atención al paquete tecnológico y el desarrollo de esta nueva evolución de
El grupo de productores involucrados en los testimonios sobre los primeros pasos del proceso de certificación de su gestión productiva (AC), afirmaron que esta nueva visión transformará el sistema y tendrá un crecimiento y aceptación similar a la siembra directa. “La calidad va a hacer la diferencia del negocio”, explicó Pedro Vigneau, productor de Bolívar (Buenos Aires). "Es una invitación para que cada empresa agropecuaria transite por un camino de mejora continua, alineando objetivos productivos y ambientales, en el corto y largo plazo" dijo.
Durante la tercera edición de Expoagro, AAPRESID mostró cómo se compone el “tablero de comando” de una mejor gestión empresarial basado en las buenas práctica agrícolas y la redefinición del enfoque de la empresa agropecuaria.
Un “Sistema en SD” donde además de suprimir la labranza y contener en superficie residuos orgánicos en descomposición, necesariamente se incorporan un conjunto de herramientas que reciben el nombre de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA’S). La rotación de cultivos, la presencia de cultivos de cobertura, el manejo integrado de plagas, la nutrición balanceada y la restitución de nutrientes; así como el uso racional y profesional de insumos externos, el registro de las tareas y productos y la sistematización de esa información, conforman las bases para un certificado de calidad de procesos y productos.
“Desde este enfoque amplio, sistémico e integrador,
La especialista, explicó que la iniciativa de desarrollar un “Sistema de Gestión de Calidad Ambiental y Productiva en Agricultura de Conservación”, con potencialidad de ser certificable, ya está en funcionamiento.
Al mismo tiempo, dejó en claro que la “Agricultura Certificada”, tiene beneficios directos para el empresario agropecuario, tanto en la gestión técnica como en el negocio. Por un lado, la certificación involucra el uso de registros y de información ordenada; que junto al relevamiento de los indicadores de calidad de suelo, agregan valor a la gestión agronómica; tornándola más confiable, precisa y profesional. Por otro lado, es la herramienta que permite agregar valor, al internalizar la externalidad positiva que genera